Una hora cincuenta minutos únicos en el mundo para que un genio del humor como es Hugo Varela cautive al público mientras pasea por el escenario sus más grandes creaciones logradas en 33 años de carrera profesional, donde despliega su gran histrionismo, conquista a la gente, entabla un diálogo que va llevando todo el espectáculo hasta despedirse ovacionado con la platea de pie reiterando una ovación que premio su gran espectáculo y un clima único.
“33 son Mejores” en alusión a los años que viene transitando con un humor delirante, casi único en su “especie” donde al ritmo de tangos, milongas, flamencos y música diversa es capaz de ironizar con los temas más comunes, más recurrentes casi del diario vivir y así aparece un pormenorizado análisis sobre la mujer, sus inclinaciones culinarias, entre otros tantos episodios desopilantes que no dan tregua en el espectador.
Aparecieron los instrumentos mas disparatados de su propia invención, como una silla convertida en arpa un ventilador o una regadora utilizados como elementos musicales de viento o la pata de un maniquí combinando el sonido de un violín con el recuerdo de un amor perdido.
Único, imposible de emular, un sello registrado del espectáculo argentino, que llego a la ciudad en la continuidad de la temporada del Teatro Italia con un delirante unipersonal apoyado de un musical atrapante producto de su trabajo personal que se vio coronado con una ovación interminable.
Final con un clásico, solicitado por el público, cuando Hugo Varela ya se había despedido.
“Rojo Punzó” éxito reiterado y requerido siempre por la gente, la famosa historia de “No hay papel”, sus caras, sus gestos, los remates a las historias, toda la fisonomía de un humorista que mantiene su vigencia, sus incondicionales y captando ahora a las nuevas generaciones, mucho público joven en la sala, es la prueba elocuente.