Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
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Obesidad infantil.

La importancia de la actividad física.
“El obeso, a la larga, es una persona que no está cómodo dentro de nuestra sociedad” expresó el Pediatra Dr. Pellegrini.

La Nueva Radio Suárez habló con el Dr. Carlos Pellegrini, Médico Pediatra, sobre la problemática que plantea la obesidad infantil y en su continuidad hacia la etapa adolescente.
El profesional consultado, quien además es Asesor Técnico del CEF Nº 70, puso el foco de la atención no solamente en la importancia de una alimentación sana, sino en la necesidad de educar a los chicos integrando el movimiento y la actividad física como una constante en su vida cotidiana, para que cuando sean adolescentes y adultos esto esté naturalmente integrado.
Expresó, entre otras cosas, que “tenemos hoy una epidemia de obesidad infantil producto del sedentarismo de los chicos. Cada vez se mueven menos y eso repercute en su salud. El movimiento genera un gasto de energía que neutraliza la incorporación de energía a través de la comida”.
El profesional agregó que “si no hay gasto de energía el balance calórico siempre va a ser mucho más positivo que si se registra a través de la actividad física. Esto va de la mano –el sedentarismo- con la permanencia de muchas horas frente al televisor, la computadora y cada vez hacen menos actividad física. Esto es muy preocupante y es algo de lo cual los padres y el Estado no toman conciencia todavía y va a generar el día de mañana una importante cantidad de enfermedades cardiovasculares”.
Agregó que “el obeso, a la larga, es una persona que no está cómodo dentro de nuestra sociedad. De cara a la sociedad la imagen del obeso no es agradable, la sociedad en su conjunto es bastante discriminativa con el obeso: en un partido de fútbol el gordo va al arco, se lo considera que para las actividades física no sirve y esto crea un círculo vicioso; como se siente discriminado cada vez hace menos deportes, se mueve menos y en consecuencia está más obeso. En definitiva, se le genera toda una carga psicológica que hace que cada vez se encierre mas, se haga más tímido, le cueste más vincularse con el resto de los pares. Es un circuito que los que trabajamos con niños y adolescentes lo vemos”.
Sobre la forma de salir de este círculo vicioso, explicó que “fundamentalmente hay que trabajar en forma conjunta con profesionales que se dediquen a esto, para llevar a cabo un plan de trabajo que incluye cambios en la conducta alimenticia no sólo del chico, sino de la familia. Generalmente un chico obeso proviene de una familia de las mismas características, disfuncionales desde el punto de vista de la alimentación, con poca actividad física sus padres; por eso el cambio de conducta debe ser de toda la familia y no solamente del niño o el adolescente que manifiesta el problema de obesidad”.

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