Las hermanas Elena Lugo, Doctora en Filosofía, y Virginia Perera, Licenciada en Teología, ambas integrantes de la Comisión de Bioética Padre José Kentenich, especialmente invitadas por el Movimiento de Schoenstatt, llegaron a Coronel Suárez para desarrollar dos día completos de actividad brindando diferentes charlas sobre la bioética, bajo el análisis que esta temática debe salir de los grandes centros académicos, hacia las comunidades, ya que son las personas en su vida diaria y frente a diferentes circunstancias cruciales, quienes deben resolver planteos de carácter bioético.
Al ser consultadas por La Nueva Radio Suárez explicaron que “la bioética es un intento de reflexión en cuanto a todo el conocimiento biológico y la tecnología correspondiente. Es decir la ciencia y la técnica conocen hoy en día, muy de cerca, todos los procesos del principio y el final de la vida y esto tiene un impacto que puede ser positivo o negativo”.
“La bioética se encarga de analizar las cuestiones que la ciencia y la técnica desarrollan en positivo y que es lo que hay que establecer como límite”.
Sumaron a sus consideraciones un ejemplo: “la procreación natural trata del resultado de la intimidad de un hombre y una mujer abiertos a la vida. Pero con la fecundación in vitro se puede hacer daño no sólo a la mujer, a la criatura y también a la relación de los esposos, con la intervenciones técnicas a las que obliga”.
Consultadas, a partir de este ejemplo, si estaban en contra de la fecundación in vitro, explicaron las religiosas que “acá no tenemos que hablar si estamos en contra o no; la reflexión que nos tenemos que hacer es la siguiente: la fe no es la que decide, sino la que nos ayuda a iluminar. Todo ser humano puede razonar y darse cuenta si corresponde a la dignidad humana, a la dignidad de un matrimonio, y a la dignidad de la personas que va a nacer, ser fruto de un laboratorio, cuando en realidad Dios pensó que la nueva vida sea fruto del amor de los esposos, esto es lo que la Iglesia quiere que reflexionemos”.
Sobre lo que es el encarnizamiento terapéutico coincidieron en expresar que “cuando una persona está al final de la vida, está en una etapa terminal, y cuando cualquier intervención técnica no le significa una ayuda, sino que es mantenerlo vivo a toda costa, cuando el médico cree que es un fracaso acompañar el proceso de morir, y entonces tiene que poner más elementos técnicos para alargar la agonía, a eso se llama encarnizamiento terapéutico”. Consultadas las Hermanas Elena y Verónica sobre la Ley de Muerte Digna aprobada en el país, indicaron que “la Ley tiene muchas cosas positivas, pero hay un punto en el que no coincidimos, es el que considera que la hidratación y la nutrición son terapias, cuando en realidad es un derecho de la persona, porque no se le puede negar a nadie ni el agua ni la comida. La Ley considera como lícito retirar a la persona la hidratación y la nutrición, con eso, nosotros, no estamos de acuerdo”.
Las dos religiosas, hablaron ayer a un grupo numeroso de jóvenes, por la tarde desarrollaron una conferencia pública en el Hospital Municipal para trabajadores de la salud.
La actividad continuará en el día de hoy, donde a las 20 horas tienen una charla abierta a todo público en el Mercado Municipal de las Artes.