Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
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A 31 años de la recuperación temporaria de las Islas Malvinas.

Rubén Rowhein, ex Combatiente; Soldado de la Patria siempre.
Pudo cerrar heridas, aliviar la mochila, mirar el suceso en perspectiva cuando hace unos pocos años atrás regresó a las Islas para recorrer cada uno de los lugares en los que había estado como soldado.

Tiene 50 años. Era un apenas un pibe cuando sucedió la Guerra de Malvinas. A la fuerza, sin pretenderlo, se hizo hombre en el frente de batalla.
Como no hubiera querido: viendo morir a sus compañeros de combate, sintiendo en su propio cuerpo el sufrimiento de los heridos en el frente, metiéndose bien adentro de su pozo cada vez que sentían venir los aviones ingleses, pasando hambre y frío, mucho frío. Llorando a su amigo de la infancia, Héctor Sauer, cuando lo supuso muerto en el ARA General Belgrano al retornar con la palabra “desaparecido” una carta que le había enviado.
Combatió en distintos puntos de las Islas con su Batallón de Comunicaciones 181, que tiene asiento en Bahía Blanca. Se embarcaron el 28 de marzo sin saber el destino de guerra que les aguardaba. Llegaron a Malvinas el 2 de abril.
Luego de la rendición el 14 de junio fue trasladado, como muchos, en el Camberra y el 19 de junio fueron dejados en Puerto Madryn.
El 20 de junio cumplieron con el acto tradicional de jurar la Bandera con el corazón sangrante por la derrota, por la pérdida de vidas y por los errores e injusticias que se habían cometido. Quedaba por delante un largo trecho de reparación, sobre todo exterior, de la misma sociedad argentina, que era necesario recorrer.
Tuvo miedo. Hizo coraje. Se sintió culpable por regresar vivo al continente cuando tantos habían quedado en las Islas irredentas.
Pudo cerrar heridas, aliviar la mochila, mirar el suceso en perspectiva cuando hace unos pocos años atrás regresó a las Islas para recorrer cada uno de los lugares en los que había estado como soldado. Ahí terminó de comprender que Dios, al ayudarlo a sobrevivir a la guerra, le había dado una misión: seguir siendo soldado, que es lo mismo que decir seguir siendo patriota en tiempos de paz: ¿de qué manera? Llevando a cabo una tarea diaria comprometida en el lugar donde está.
Transcurriendo cada día con mucha humildad y sencillez, con la convicción que cada uno construye a la Patria en el lugar que le toca, si hace su labor con responsabilidad.
Cuenta Rubén Rowhein que cada 28 de marzo, fecha en que se embarcaron rumbo a Malvinas, se vuelven a encontrar los ex Combatientes en el Batallón en Bahía Blanca. Hace un tiempo le había pedido al Jefe que volvieran a jurar a la Bandera, porque la primera vez había pasado con mucho dolor encima y en una circunstancia especialísima.
El acto se volvió a cumplir este año, hace unos pocos días atrás: los ex Combatientes del Batallón de Comunicaciones 181 juraron a la Bandera, 31 años después, y lo hicieron con la convicción que siguen siendo “soldados de la Patria”.

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