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La Policia baleó por equivocación a una familia de Pigüé en proximidades de Líbano, partido de General Lamadrid.

Editorial del Semanario Reflejos de Pigüé.
Maldita Policía, por Walter Ditrich ([email protected]).

La maldita policía es esa policía bonaerense que padecemos desde hace décadas. El término se acuñó periodísticamente en la década del '90, cuando Duhalde era el mandamás del territorio provincial y Pedro Klozick comandaba a los uniformados. Arslanián mediante, llegaron purgas, reformas, cambios de cúpula; reformas del Código de Procedimiento Penal y bla bla blá. Algunas cosas cambiaron; pero otras - quizás demasiadas- siguen impunemente igual.
El gatillo fácil es uno de los «vicios» de la fuerza. Desde el caso de Walter Bulacio, - muerto a salida de un recital de los Redondos- , se han ido sucediendo este tipo de prácticas de abuso policial que terminan en la muerte de víctimas inocentes. Esa maldita policía es la que torturó, mató e hizo desaparecer a Miguel Bru en los calabozos de la Comisaría 9na de La Plata hace ya casi 20 años. Son los mismos que no encuentra a Julio López, son los que están sindicados en el asesinato de Luciano Arruga. Las estadísticas asustan: desde 1996 hasta la fecha unas 2.950 personas fueron asesinadas por las fuerzas represivas del Estado en todo el país. Una persona cada 24 horas.
La maldita policía del gatillo fácil, debería dar respuestas sobre la muerte de Juan Carlos Villarreal en la Comisaría de Puan en 2006. Villarreal, conocido como «Karly» supuestamente se ahorcó en esa dependencia, aunque la versión policial tiene enormes baches que dejan gran cantidad de dudas. Esa policía, la maldita, es la que no esclareció el muerte de Mauricio Agustinelli quien apareció muerto en el acceso a Saavedra.
Efectivos de esa oscura fuerza que se disimula entre los más de 60 mil agentes de la bonaerense, fueron los que apretaron el gatillo el jueves pasado en la ruta provincial 76, a la altura de Líbano. Una familia pigüense recibió 13 impactos de bala en su auto, y una goma pinchada de un tiro. Por qué?, pues porque la policía los confundió con asaltantes. Dentro del auto iban Juan Carlos Guardese y su hijo Germán de 30 años, ambos albañiles de nuestra ciudad y sin cuentas pendientes con la ley. Los acompañaba sus esposas y un pibe de 10 años hijo de Germán y nieto de Juan Carlos. Al chico lo debían operar de la vista esa mañana en Buenos Aires.
Sin preguntar, sin dar la voz de alto, sin apegarse a ningún procedimiento ni protocolo de acción; la policía abrió fuego sobre le auto. No fue una tragedia de milagro. Quizás, los Guardese deban agradecer la mala punterìa de los malditos policías. Porque uno de esos disparos en un neumático delantero, hubiera hecho volcar al auto con consecuencias fatales.
Los Guardese deben agradecer además que no viajaban solos padre e hijo. La presencia de dos mujeres y un menor, seguramente ayudó a que no se «vendiera» una versión cambiada de lo hechos. De haber viajado padre e hijo solos, es muy probable que el parte policial posterior dijera algo así como que «dos albañiles pigüenses evadieron un control policial en la ruta 76 fueron detenidos tras una persecución policial En el interior de su VW gol se halló importante armamento.» . Una vez armada la causa, a llorar a los tribunales y a intentar demostrar la inocencia en un hecho sin testigos y con todo los uniformados declarándote en contra.
A pesar del shock y la situación sufrida, la familia pigüense tuvo el coraje de enfrentar a esa quincena de malos policías y exigir que algún responsable diera la cara. Uno de ellos, asumió ante las víctimas haber sido el autor de los disparos. Los Guardese hicieron la correspondiente denuncia y prosiguen pidiendo justicia. Es una valerosa acción que nos debe servir de ejemplo.
Porque su valentía al denunciar, hace que sea más factible quitar de las calles a esos malditos policías del gatillo fácil. Ojalá, los irresponsables de uniforme que casi matan a una familia porque «de equivocaron»; sean ahora alcanzados por el largo brazo de la justicia y la ayuda de la buena policía.
De lo contrario, las crónicas periodísticas se seguirán nutriendo de muertes injustas y malos policías impunes. Ayer, Bulacio, Bru, Villarreal, Agustinelli, Arrúa; los Pomar o el nombre que a usted más le duela. El jueves, casi, casi, fueron Los Guardese.
Fuente: Semanario Reflejos.

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