Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   

Los Pueblos Alemanes y su gente.
Marta Rack de Maier: algunos de los secretos de una buena cocinera de los Alemanes del Volga.

Los tallarines caseros, el strudel, el fillsen, pero la mayor alegría es cocinar para los 16 integrantes de su familia, los días domingos.
Seguramente su madre Otlia Schliter, que fue una gran cocinera en las fiestas de las colonias, le habrá transferido algunos de sus mas preciados conocimientos.

Su nombre en realidad es Juana, pero su padre se olvidó al momento de asentarla en el Registro Civil del segundo nombre que las mujeres de la familia habían decidido ponerle. Eso no evitó que las tías, la madre y todos la llamaran Marta.
De hecho, así se la conoce en Pueblo Santa María. Es la hija de Otilia Schliter, una increíble cocinera que tuvo este pueblo alemán y la esposa de Héctor Maier.
Es quien cocinó hace dos años atrás, con el chef Ariel González Palacio, en el magnífico jardín del restaurant Weimanhaus de Javier Graff.
Fuimos a su casa a pedirle algunos secretos de cocina.
“Si de hacer tallarines se trata, hay que calcular un huevo por persona para la masa, para que sea suficiente”.
Cuenta Marta que los tallarines, los hace a la mañana bien temprano, luego de cortarlos los deja orear sobre un trapo blanco y cuando están casi secos, los pone en bolsas y los lleva al freezer.
De allí a la olla de agua hirviendo, cuando ya toda la familia está reunida esperando para saborear los platos de su creación.
El mismo trapo blanco sobre el que se apoyan los tallarines (un pedazo de sábanas de antes, de esas que eran puro algodón natural), es el que se usa para estirar mucho la masa del strudel.
Es que la única manera de estirarla bien finita es a través de este sistema, de otra manera se rompe.
Y para que sea bien sabroso, debe llevar la manzana cortada bien finita, azúcar y abundante crema.
Y por encima de la masa una vez que está arrollada, lleva unos pedacitos de manteca que con el jugo de la manzana que se escapa del strudel en la cocción resulta en un jugo delicioso.
Para hacer un buen filsen, el pan oreado debe ser cortado finito, dispuesto en un fuentón (siempre que se trata de comida alemana hablamos de cantidades abundantes) se le debe agregar leche (no demasiada, porque si no la preparación queda pesada, pastosa), y luego de un buen rato, agregar huevos (Otilia agregaba una parte de las claras batidas a nieve, para darle más aire a la masa resultante), azúcar y el secreto que esta buena cocinera supo revelar: una buena cantidad de licor de banana.
Se coloca la preparación sobre una fuente muy bien enmantecada y por encima se le coloca huevo batido con azúcar. Los agregados preferidos para el strudel, las nueces; para el filsen, las pasas de uva.
Marta cuenta que lo que le da más alegría, es cocinar para la familia los domingos y ver como los 16 invitados que suele tener entre hijos y nietos, no dejan nada en el plato, celebrando cada una de sus delicias en la cocina. Y como disfruta tanto, no dudó en compartir algunos secretos con la radio.

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