Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   

Julieta Arroquy, la realidad dibujada.

Ofelia, la voz femenina de una generación desencontrada.
Raíces en Coronel Suárez donde vivió su Niñez y adolescencia.
Es nieta de Ángela Arroquy .
La Nueva Provincia en Bahía Blanca anticipa detalles de su nueva obra.

Con su nuevo libro, Ofelia, que reúne más de 100 tiras de humor gráfico, la dibujante bahiense Julieta Arroquy condensa en su personaje nuevas reflexiones sobre un explorado universo femenino con sus clichés y mandatos, y se convierte en una voz fresca que analiza con licencias estéticas los desencuentros de una generación.
Ofelia está con un remo en la mano y dice: "Me parece que te toca un ratito a vos". Así de contundente, obvia y efectiva es esta mujercita que propone un parate a la histeria femenina y masculina y que transmite verdades que se conocen pero que, a veces, no se saben expresar.
El personaje se viralizó en la Web ("soy digna hija de la tecnología y el éxito de Ofelia se lo debo a Facebook"), salió en el ya extinto diario "Muy" y, como corolario de un fenómeno inesperado, llegó el libro de la mano de ediciones De la Flor, lo que marca la maduración de la autora como humorista gráfica.
Con el beneplácito de Maitena y la influencia de Quino, Liniers y Tute, Arroquy (nacida en 1974) comenzó dibujando objetos que simbolizaban situaciones. "Escribía en una taza de café la frase ‘Tenemos que hablar'. Era una buena síntesis, pero además me negaba a hacer personajes", cuenta sobre sus primeros pasos.
Estos dibujos-objetos fueron velozmente captados y llegaron a publicarse en varios números de la revista femenina "Oh La La", pero el batacazo lo dio con Ofelia que nació de la pura observación y que llegó hasta la revista mexicana "Mujeres".
"En una feria del libro estaba sentada junto al dibujante Gustavo Sala, que dedicaba cada uno de sus libros con un dibujo. Hacía ese laburo con cada lector", recuerda. Enseguida Arroquy –entre imitación y epifanía– se puso a dibujar un personaje que agradecía a sus lectores. "Así nació y mutó gráficamente", explica.
"Ofelia tiene cuerpo de niña pero piensa como mujer. Es sensible, dramática, analítica, exagerada, inocente y se enoja poco, pero se enoja. Busca respuestas a sus preguntas, aunque siempre esas respuestas están implícitas", define la creadora.
Luego de su primer libro, ¡Oh no!, me enamoré (De La Flor, 2010), Arroquy desentraña, con Ofelia como estandarte, la naturaleza femenina y se convierte en una voz de una generación desencontrada en sus vínculos más íntimos, pero también, como sugiere su autora, más reflexiva y tranquila que en sus trabajos anteriores.
"A diferencia del primer libro que es más punk y con más corazones rotos, en ‘Ofelia’ hay más diálogo interno. Me permite otro nivel de análisis para hablar, por ejemplo, de la existencia o no de Dios, del vínculo entre padre e hija, de la sexualidad, de la trata de personas y de la violencia de género", dice.
De hecho, una de las tiras más replicadas en las redes sociales es la que hizo hace casi un año y que recuerda a Marita Verón, María Cash, Erica Soriano y Florencia Penacchi. "¿Dónde están?", se pregunta Ofelia y remata: "¿No habíamos quedado que nunca más?".
"Distintas agrupaciones políticas la tomaron y borraron mi nombre. Por una lado, me enorgullece, pero por otro, no quiero que el personaje quede atado a ninguna militancia. Lo que digo es desde un lugar de persona, desde lo humano", aclara.
Esta chica se mete de lleno en las contradicciones femeninas y culturales. El lugar que ocupa el amor en la vida de una mujer, la profesión y la independencia, la soltería y el apuro social del llamado reloj biológico son algunos ítems ofelianos. "¿Congelo óvulos o no congelo?", ironiza Arroquy como dilema existencial.
"Cuando no tenemos pareja parecería que algo falla. Es ridículo y completamente cultural", sostiene la humorista que utiliza como materia prima las charlas con amigas y parejas, lecturas, letras de canciones, películas y hasta pasajes de La Biblia.
Julieta Arroquy trabajaba como periodista, pero su carrera dio un vuelco. A los 32 años y, tras una breve relación que no cerró de la mejor manera, el dibujo operó como catarsis.
"Fue la vomitada de una tristeza que se convirtió en profesión. Fue hablar de las mujeres y de los problemas emocionales que son más que nada neurosis. El abandono, el hecho de que te dejen, que te traten como un cacho de carne, que no te llamen. Sin embargo, con Ofelia aspiro a correrme del lugar de mina dolida y uno de los temas es comprender el desencuentro de mi generación.
"Los hombres –continúa– son más histéricos y fóbicos porque las mujeres encaran más. Ellos tienen que ser algo más que el macho que se abre paso en el boliche y te elige. Los 40 son los nuevos 30, la maternidad se dilató y nosotras tenemos tanto para hacer. Estamos casi en igualdad de condiciones y ellos tienen que ofrecer algo más que ser un macho proveedor.
"Más allá del género, creo que hay algo vinculado a que nuestros primeros años de crianza fueron atravesados por la dictadura. Somos enroscados y cargamos con dudas como hacia dónde ir, qué hacer. ¿Hago un trío o no? ¿Pruebo una droga o no? ¿Soy free lance o me quedo en la empresa? ¿Me voy al campo o sigo en la ciudad? Es una generación que se asusta y se preocupa", concluye Arroquy que le abre paso a su Ofelia para que reflexione desde el humor.
Por mamá
Si bien lo autobiográfico atraviesa a Ofelia (nombre en honor a su madre), Arroquy aclara que no lleva las cosas tal cual le suceden, sino que traslada algo de esa sensación.
"Atrás de todo chiste hay una gran verdad. Aun así, cuando estoy triste me cuesta hacerla bien, pero no me interesa forzarlo. Ella me dio libertad para ser más espontánea".
Fuente: La Nueva Provincia.

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