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César Pastor.

Un domador que siempre ha dejado bien alto el nombre de Coronel Suárez.
Habló con la Radio luego de obtener el broche de bastos y encimera en Jesús María.

Tiene 41 años, empezó a domar a los 15 años y desde entonces, en cada ocasión donde hay un potro bravo y se presenta la oportunidad, no deja de buscar dominarlo con fuerza física y con inteligencia, porque con los años ha aprendido que ambas cosas deben combinarse para ser un buen jinete.
Viene de competir en Jesús María, donde el sábado último brilló en bastos y encimera, en una jineteada que primero recibió el aplauso interminable de la gente cuando vio que el hombre dominaba al caballo, y luego el reconocimiento del jurado del evento que le otorgó el broche de bastos.
Cuenta que “me tocó domar el tercero, el sexto y en el noveno día del Festival, en cada una de las tres categorías. Fui invitado por un tropillero amigo”.
“Había estado en Jesús María en el año 1997, compitiendo por ser el campeón nacional, y en esa ocasión perdió por un segundo. No había podido volver más porque siempre quedaba en segundos lugares en las clasificaciones. Regresar 16 años después a un predio que es tan lindo y ganar en una de las categorías estuvo muy bueno”.
Dijo que “domar representa una gran parte de mi vida. Yo era muy chico y ya soñaba con domar, cuando tuve edad para empezar me largué y no paré nunca más. Es algo que se siente; sé que no estoy lejos del tiempo en que voy a tener que dejar pero mientras siga teniendo estas ganas, esta adrenalina, la voy a pelear. Ir a una jineteada un fin de semana se siente un nerviosismo interno, se siente una adrenalina que no se compara con nada”.
Consultado en torno a cómo sintió la espectacular doma que realizó el día sábado último, que lo consagró como ganador, dijo que “cuando el caballo llega al alambre y dobla por la mitad ya empezó el griterío de la gente. Además de eso uno ya lo va sintiendo arriba, es solamente cuestión de terminarla y no equivocarse en las decisiones”.
En cuanto a las jineteadas este suarense, que tiene como trabajo el ser petisero, ha vivido muchos momentos importantes en su vida: campeón de la Provincia de Buenos Aires, campeón dos años seguidos en Jesús María, con broche de oro, montas especiales. En Brasil fue campeón en la grupa, ganándole al campeón que tiene hoy Jesús María, que es Ramón Córdoba.
“Estoy súper agradecido a esto, más a los caballos, porque me han llevado por varios lados, conocí mucha gente. Es un mundo distinto y en el que mucho disfruto”.