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Pastor Adrián Espinosa: “En el medio de la tormenta hay que dejarle a Dios el timón de nuestra vida. Y cuando esta pasa, seguir teniéndolo de copiloto”.

Es el pastor de la Iglesia Evangélica que tiene sede en la calle Belgrano de Coronel Suárez. Hace 5 años que está en la ciudad, y aquí nació el menor de sus hijos. Está a punto de despedirse de la comunidad, ya que a mediados del mes de enero, estarán viajando a Mar del Plata, para pasar a tener residencia en aquella ciudad debido que la congregación le ha solicitado a este pastor que cumpla tareas de capacitación en un seminario que está abriendo sus puertas.

Dice que en la ciudad se sintió muy bien, agradece la atención recibida a lo largo de todos estos años, e indica que nunca se va a olvidar de Coronel Suárez ya que su hijo suarense le recordara con su vida su paso por esta ciudad.
En el mensaje navideño destaca el pastor Espinosa que “Nosotros pusimos para estas fechas las palabras de los ángeles que dicen “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra Paz”, Hemos sentido que en estos últimos meses como suarenses, hemos perdido parte de esa paz, los acontecimientos que nos han expuesto a nivel nacional e internacional nos han quitado parte de esa tranquilidad y quisiéramos que en estas fechas especiales podamos recuperar esa paz que Jesús da. Es una paz integral, interior la que Él ofrece. Por eso es importante que podamos encontrar esa paz ante los conflictos que nos han sucedido como sociedad, pero también ante los conflictos familiares, ante los momentos complicados que podamos estar llevando adelante, nuestro deseo es que podamos recuperar esa paz de Jesús. Creo que en todo tenemos que darnos cuenta que la vida espiritual no es algo que nace por deseo nuestro, sino que depende mucho de dónde nos nutrimos espiritualmente, y creo que en esto tenemos que buscar a la persona de Dios, de Jesucristo. Más que buscarla y producirla, tenemos que ir a Dios para que Él nos nutra de esa paz. Cuánto más sea nuestra conexión más vamos a poder vivir la vida de Jesús. Y podremos afrontar los conflictos con dignidad, con confianza, con absoluta certeza que esa paz va a ser nuestra. Dios nos ayuda a encontrar la paz en medio de la tormenta. Hay que aprender a rendirse a Dios, y dejar que Él actué, dejarle el volante para que Él lo haga. Es la mejor forma de pilotear en el medio de las tormentas. Y cuando la tormenta pasa, tenerlo a Dios de copiloto”.