Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   

La Fiscal Corrado solicitó 30 años de cárcel para Raúl Alberto Cortéz.

El martes próximo se conocerá la sentencia condenatoria.
Dijo el imputado “soy inocente, hace diez meses que vivo un infierno”.

En su alegato, solicitó que sean de cumplimiento efectivo, ya que los delitos imputados son en concurso real y dejó en claro que el daño producido en la menor es gravísimo. La Defensa centró su alegato en atacar los puntos flojos de la investigación, como el hecho que en el Hospital Municipal no se haya realizado un hisopado a la menor y no se haya pedido el ADN del antígeno prostático positivo hallado en una toalla.
Entre lunes y martes se llevó a cabo el juicio oral y público contra Raúl Alberto Cortéz (44), a quien se lo acusa de haber abusado de su hijastra durante cinco año, entre los siete y 12 años de la menor, en momentos que la madre trabajaba o dormía, sucediendo estos hechos en las dos viviendas en donde convivió con ellas y otro hermano menor.
En la jornada de ayer, después de la declaración del médico de Guardia que recibió a la menor y a su madre el 2 de enero de este año, momento desde el cual comienza a intervenir la Justicia, a partir de que la niña le cuenta a su madre el “infierno” que había vivido los últimos cinco años y que ese día, mientras su madre trabajaba, su padrastro había intentado violarla.
El relato de los pormenores, realizado por la madre el lunes y repetidos ayer por la fiscal, la Dra. Maria Marta Corrado, son escalofriantes, absolutamente repudiables y que merecieron el pedido de 30 años de prisión, de cumplimiento efectivo, para Raúl Alberto Cortéz, un hombre que había trabajado en el grupo de prevención urbana (GPU) y que tenía como objetivo velar por la seguridad de todos los suarenses.
La Dra. Corrado lo imputa de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores doblemente agravado, por el hecho que Cortéz tenía la custodia y la educación de la niña.
Al atenuante que el imputado no tiene antecedentes penales, la Fiscal agregó varios agravantes, tales como la edad de la niña, la existencia de un vínculo cuasi paterno filial, lo cual transforma en incesto a los hechos que se le imputan a Raúl Alberto Cortéz y la prolongación de los hechos en el tiempo, con una habitualidad de dos veces por semana, siempre los martes y los jueves.
Los hechos narrados por la Dra. Corrado ante el Tribunal, que surgen de expresiones de la víctima en Cámara Gesell, son irreproducibles, siendo ratificadas por varios testigos y siempre con coherencia, en base a un relato lógico y no fabulado, habiéndose indicado que la menor sufría de disociación severa, lo cual se evidencia en una excelente vida escolar, siendo abanderada y tener un promedio general de 9.41. Es decir, se evadía de su sufrimiento a partir de dedicarse al estudio.
La Defensa se centró en las deficiencias que un caso de abuso sexual, conocido como delito de alcoba, en donde no hay testigos y es la palabra de uno contra el otro, puede dejar y este no habría sido la excepción. En primer lugar, criticó el profesionalismo de una de las psicólogas, alegando una causa vieja, en donde por un mal diagnóstico un hombre estuvo un año y medio preso, siendo que era inocente. En segundo lugar, atacó el hecho que en le nosocomio local no se haya seguido el protocolo que exige un caso de abuso sexual, como por ejemplo el hisopado de la menor en sus partes íntimas, ya que como lo había declarado el Dr. Marcelo Lancilliota en la instrucción judicial, Cortez había abusado de la niña ese 2 de enero y también el día anterior. Esto no lo ratificó ante los jueces, dijo que no se acordaba y abonó la teoría de falta de investigación del abogado defensor, el Dr. Pablo Radivoy. Por esta razón, pidió que se investigara al médico por presunto incumplimiento de los deberes de funcionarios público. El otro punto atacado por la Defensa, fue que habiéndose extraído antígeno prostático positivo (semen) de una toalla, no se le haya practicado un ADN, para saber realmente a quién correspondía. Estos hechos le permitieron al Defensor pedir la absolución de su defendido.
En sus últimas palabras, Cortéz dijo: “Soy inocente, hace diez meses que vivo un infierno”, para agregar que “me ofrecieron firmar un juicio abreviado con una condena de 12 años y como se que soy inocente, no lo acepté, con el riesgo de no poder probar mi inocencia y recibir una pena mayor”.
Por último, después de criticar al Hospital Municipal por su accionar, dijo que “vivo por la verdad, soy un simple trabajador que ama a sus hijos”.
El próximo martes, 11 de diciembre, habrá de conocerse el fallo en este juicio y la posible sentencia, en donde la Fiscalía pidió 30 años de prisión de cumplimiento efectivo y la Defensa la absolución. Ahora, todo está en manos de los jueces del Tribunal en lo Criminal N° 1, que preside el Dr. Mario Lindor Burgos y acompañan los doctores Hugo Adrián de Rosa y María Elena Baquedano.
Gentileza Javier Díaz, Nuevo Dia.
Fundamentos.
Según la acusación, durante el debate se acreditó que el imputado abusó de su hijastra desde que tenía siete años y hasta los doce, en distintas viviendas que habitó la familia y en el vehículo de su propiedad.
Agregó que también obligó a la víctima a mirar material pornográfico protagonizado por menores de edad, obtenido de internet.
Indicó que, mediante el sistema de cámara Gesell, la niña relató los hechos que padeciera durante cinco años y afirmó que el encausado la amenazaba con dañar a su hermano o a su madre si ella contaba algo.
También destacó la fiscal el testimonio de la madre de la víctima, quien dijo haber tomado conocimiento de la situación por medio de un mensaje de texto que le envió su hija.
Detalló la mujer algunas situaciones que le habían pasado inadvertidas y que recién le llamaron la atención una vez que la menor le informó lo que sucedía.
Según destacó la doctora Corrado, la niña mantuvo siempre el mismo relato efectuado a su madre, ante los médicos, una mujer policía que la custodió mientras estuvo internada, los psicólogos que la atendieron y al testimoniar en la causa.
Aludió también a las consideraciones de dos psicólogas que entrevistaron a la víctima, quienes advirtieron en ella un relato coherente, sin indicios de fabulación y sin que se advirtieran presiones externas.
Concretamente, hizo hincapié en que las peritos hallaron en la niña indicios compatibles con los que manifiestan víctimas de abusos sexuales.
Respecto a la declaración indagatoria del procesado, la fiscal dijo que en modo alguno pudo controvertir las pruebas de cargo.
Al requerir la pena de 30 años de cárcel, consideró como atenuante la carencia de antecedentes penales, mientras que citó los agravantes de la corta edad de la víctima, la prolongación de los hechos en el tiempo, la reiteración y habitualidad de las conductas abusivas y la existencia de un vínculo de cuasi incesto paterno-filial.
La denuncia no basta.
El defensor oficial Pablo Radivoy, por su parte, advirtió la falta de elementos técnicos para sustentar la acusación, señaló algunas deficiencias en la recolección de pruebas y entendió que no hay elementos suficientes para condenar a su asistido.
Consideró que no se probaron el hecho en su exteriorización material, ni la responsabilidad penal del imputado.
"Me asusta la evidente despreocupación en cuanto a la producción de la prueba concreta. Los hechos hay que probarlos y no basta con una denuncia", enfatizó.
"No se apuntaló la denuncia con otros elementos --cuestionó--, eso es llamativo y asusta".
Según dijo Radivoy, la fiscalía sólo aportó el relato de la menor y lo acompañó con "pericias de dudoso contenido y profesionalismo".
Particularmente crítico fue con la psicóloga del ministerio público.
"Me sorprende que (Beatriz) Forclaz, en una sola entrevista, descubra algo que estuvo oculto tanto tiempo, sin que nadie notara eso", expresó.
Manifestó que la menor tenía buenas calificaciones en la escuela, no evidenciaba problemas de conducta y participaba de actividades recreativas que, según el defensor, resultan indicadores "contrarios" a los que evidencian las víctimas de abusos sexuales.
Respecto de los rastros de semen hallados en una toalla que, según la víctima, utilizaba su padrastro luego de los abusos, Radivoy señaló que no se realizaron los análisis genéticos para determinar si la sustancia correspondía al patrón del encausado.
Por otro lado, dijo que no se siguieron los protocolos adecuados para resguardar la prueba cuando la niña fue conducida al hospital y que recién fue examinada cuatro días después de llegar al establecimiento.
Consideró que la ausencia de hisopados o de otros medios de prueba configuran una violación a la garantía constitucional del derecho de defensa en juicio.
Respecto de la exhibición de material pornográfico a la víctima, dijo el defensor que no se demostró y que cualquier persona tenía acceso a la computadora en el domicilio de la familia.
En consecuencia, reclamó la absolución del encausado.
"Jamás pasó ésto"
Antes de los alegatos, el imputado pidió declarar y denunció que la causa fue "armada" para involucrarlo.
El individuo describió la forma en que conoció a su exmujer, quien tenía dos hijos de una relación anterior, indicando que al tiempo de comenzar a salir se fueron a vivir juntos.
Al aludir al día en que la mujer recibió el mensaje de texto por parte de su hija, en el cual lo acusaba de haber abusado de ella, sostuvo que al ser interrogado al respecto negó haber cometido esos hechos.
"Ella sabe que jamás le haría eso a la nena. Jamás pasó esto", afirmó.
Preguntado sobre a qué atribuye la denuncia en su contra, manifestó no saberlo, aunque igualmente aseguró que fue "algo armado".
"Si una persona oculta un embarazo y una hija durante 11 años, creo que puede aleccionar a alguien para que declare así", sostuvo, aludiendo así a otra supuesta hija que habría tenido su exmujer y que habría entregado a una familia de Coronel Pringles.
Al requerírsele nuevamente su opinión sobre el motivo de la acusación, destacó: "hace 10 meses que me pregunto eso y no encuentro respuesta".
Finalmente, luego de los alegatos y antes de que el tribunal pasara a deliberar, se le preguntó al detenido si tenía algo más que decir y declaró: "Soy inocente. Hace 10 meses que vivo un infierno. Me ofrecieron un (juicio) abreviado de 12 años y no acepté, porque no soy culpable de nada. Vine acá por la verdad".

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