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Josi de Lusarreta es la promotora del Club de Fotografía que funciona desde hace un tiempo en Coronel Suárez y revela detalles de un encuentro sostenido con la periodista y su pareja.

Josi es una apasionada en la actividad, quien recorre, cámara en mano, diferentes lugares de la ciudad y de la zona para permitir que tengamos otra mirada sobre los paisajes y las cosas cotidianas.
Relata que hace un tiempo atrás, concretamente alrededor del 20 de octubre, “Fany” Heit, acompañada de Jesús Olivera, a quien presentó como Pastor y su esposo, se encontró con ella buscando contratarla para una sesión fotográfica.
“El hombre, flaco, con pelo lacio y caído hacia adelante, miraba todo el tiempo para abajo; de hecho nunca levantó la cabeza y me miró. Se dirigía a ella y a mí no me habló, se comunicaba conmigo a través de Fany”.
Agrega la fotógrafa en su relato que “Fany me explicaba que necesitaban fotos de él, en la que iba a estar vestido en unas con traje y en otras más informal. Me pareció todo tan loco que le propuse a Fany que las fotos las hiciéramos alrededor del día 28, cuando un amigo mío, que es fotógrafo también, venía a dar un curso en Isidoro y a quien le iba a pedir que me acompañara”.
Explica que “querían hacer fotos en la terraza, que se viera el vestido con traje y por detrás la inmensidad, según su propia expresión. Yo le comenté que había hecho fotos en la escalera, donde a la tardecita entra una luz por el vitraux. Fany dijo que fantástico, que iba a quedar muy bien una foto con él parado en la escalera y detrás que se viera la luz” comentó.
Luego Josi expresa que “ahora entiendo que si ella consideraba que este hombre era un dios quería graficar en fotos esta grandiosidad. El muchacho nunca me habló, nunca se dirigió a mí, lo hacía a través de Fany. El 24 de octubre me mandó un mensajito diciendo que había conseguido el balcón de la Sociedad Española, del edificio donde vivían antes, ubicado en calle Lamadrid, acordando que las fotos para el book la hacíamos el 9 de noviembre. Gracias a Dios nunca sonó el teléfono ese día fijado para decirme que estaban listos para la foto porque la verdad que me sentía un poco incómoda”.
“El muchacho, lejos de parecer un Pastor, se movía en forma continua, nerviosamente, como desequilibrado”.
Con la sinceridad que la caracteriza, finalmente Josi de Lusarreta confiesa “la verdad que no tenía ganas de hacer esas fotos, porque todo era un poco raro. Cuando todo esto surgió a la luz me pareció encontrar una explicación a todo”.