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“Estaba muy flaca, se la veía golpeada en los brazos y en la cara, que era lo que tenía descubierto”.
“Solo me dijo que la tenían en cautiverio y que había logrado escaparse”.

Era alrededor de las 7:30 horas de la mañana del lunes cuando Vanesa Burgardt circulaba por la calle Gregoria Matorras de Coronel Suárez trasladando pasajeros.
Vio que le hacían señas para que se detuviera, pero no lo hizo porque se encontraba ocupada. Al rato recibió un pedido desde la base. Solicitaban un automóvil por esa zona.
Era para la mujer que había visto unas cuadras antes y de quien le había llamado la atención su aspecto de extrema delgadez.
Un hombre que la había socorrido en la calle, a quien la mujer pidió ayuda, fue quien llamó al taxi y pagó el transporte hasta Pueblo San José, donde la mujer solicitó ser llevada.
La taxista la dejó en una casa que tiene un largo pasillo de ingreso y que está casi pegada al Destacamento Policial de la localidad.
Se sabe que allí fue recibida por la mujer que la empleaba a su llegada a Coronel Suárez en el mes de marzo y cuyo lugar dejó de un día para otro, presumiblemente cuando fue privada de su libertad por Estefanía Heit y Jesús Olivera.
La taxista contó que “estaba muy flaca, se la veía golpeada en los brazos y en la cara, que era lo que tenía descubierto. Solo me dijo que la tenían en cautiverio y que había logrado escaparse”.