La jornada en que puso de relieve su doble vida.
Una actitud que casi pierde de vista la dura realidad o una postura que todavía no se logra entender.
Le solicitó al Comisario que la lleve y la traiga pronto de Bahía Blanca porque debía transmitir el panorama informativo del mediodía.
En la noche de su detención pidió hablar con su jefe, Claudio Fernández.
Le dijo: “para todo esto que es una mentira”.
La ciudad está conmocionada por la noticia policial que tiene como protagonista a la periodista del Canal local, muy conocida por todos, y a su esposo, quienes están acusados de privación ilegal de la libertad, torturas y abuso sexual contra una mujer de 33 años, oriunda de Choele Choel, de nombre Sonia, a la que tuvieron secuestrada por alrededor de 3 meses en el domicilio de la calle Grand Bourg al 1823 que ocupaban Estefanía Heit y Jesús Olivera, este último oriundo de Río Colorado y quien desde hacía poco más de un año estaba casado con la suarense.
El lunes fue a trabajar como todas las mañanas a las oficinas de la Avenida Sixto Rodríguez de la empresa periodística Cablevisión Canal 4, a eso de las 8 hs., como lo hacia rutinariamente para establecer las prioridades periodísticas del día.
Alrededor de las 9:30 horas, mientras trabajaba en la redacción programando la jornada periodística, a pocos metros de su jefe y colega sonó el teléfono. Atendió, habló en voz baja y le dijo a su Director si podía retirarse porque tenía un problema personal que resolver.
La pregunta obligada fue ¿tenes problemas con tu papá? (porque varias veces había referido problemas de salud de su progenitor), respondió que sí, le dijeron que no se hiciera problemas y que se tomara el día. Aparentemente ese llamado fue Olivera, quien le habría entonces informado que la mujer que tenían secuestrada se había escapado.
Para entonces ya estaba interviniendo la Policía y comenzando a desarrollar la investigación respectiva a partir de la denuncia que poco antes de las 8 de la mañana en el Destacamento de Pueblo San José había radicado la mujer que había logrado escapar de su cautiverio.
Al mediodía para la Policía era prioritario lograr identificar al esposo de Estefanía, por lo que le estaban haciendo un seguimiento.
Fue así como se montó un supuesto operativo de tránsito por donde se presuponía que la periodista devenida en secuestradora iba a pasar con su automóvil Corsa color bordó en el que llevaba a Jesús Olivera hacia Pigüé, donde el sujeto tomó un micro con destino desconocido.
Así, en el falso operativo de tránsito, la Policía detuvo el automóvil y pidió los datos de los dos. Entonces se produjeron varios llamados telefónicos de Estefanía Heit al Comisario Rubén Fernández, el que finalmente ante la insistencia atendió.
Del otro lado la periodista le preguntaba por qué la había parado la patrulla policial y le pedía los datos. Fernández explicó que estaban haciendo un operativo de tránsito y que era obligatorio tomar los datos de todas las personas ocupantes de cada rodado en el que se hacía control, porque así debía constar en las planillas. En esos momentos no estaba el pedido de detención para ninguno de los dos.
A las 15:52 hs. Estefanía le mandó un mensaje a su jefe, Claudio Fernández, diciéndole que cualquier cosa la llamara, que no tenía crédito ni automóvil y que a las 20 horas iba directamente a la conferencia que estaba programada de los padres que se ocupan de las cuestiones de nocturnidad.
Claudio Fernández, que ya sabía por versiones extraoficiales que Estefanía estaba involucrada en una causa de secuestro, le respondió también por mensaje de texto: “No vamos”.
La respuesta de Fany fue: “Ok. Nos vemos mañana a las 8. Te llevo el chocolate prometido ¿cuál querés?”.
A las 18 horas comenzaba el allanamiento en su casa, donde le abrió la puerta a la Policía en una actitud normal, como si nada pasara.
Fue aprehendida por la fuerza policial y cuando le comunicaron que estaba en esa situación solamente preguntó si podía llevar sus pinturas.
Una vez en la Comisaría pidió una Biblia. Luego, a eso de las 22:30 horas, solicitó si podía hacer una llamada. Se comunicó con Claudio Fernández, a quien le dijo “para esta mentira, es todo un invento. Me llevan a la Fiscalía (en Bahía Blanca), voy a quedar libre y mañana al mediodía voy a estar haciendo el informativo”.
Durmió una horas, cuando se despertó volvió a leer la Biblia y cuando la llevaban a eso de las 6 de la mañana en un patrullero para comparecer ante la Fiscal que entiende en la causa, insistió sobre el horario de regreso: “porque al mediodía tengo que estar en el informativo”, expresó.
Visos de normalidad en una personalidad que ha dado lugar a que se cometa un delito aberrante: el de secuestro, privación ilegal de la libertad, torturas y abuso sexual.
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