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La pareja imputada del grave delito de abuso sexual reiterado, privación ilegitima de la libertad y lesiones recorrió varias localidades de nuestra región el lunes pasado.
Aparecieron otras bolsas con mayores evidencias.

La victima se relacionó con Jesús Olivera en un encuentro de pastores pertenecientes a una secta y a partir de allí se fue profundizando.
La mujer abusada, llamada Sonia Marisol de 33 años, se encontraba imputada en una defraudación, ya que vendió su vivienda en dos oportunidades.
Tenía un pedido de paradero activo a requerimiento del Juzgado de Instrucción Nº 30 del Departamento Judicial de Choele Choel, Provincia de Río Negro.
Habría sido inducida por Olivera para proceder de manera delictual.
Son terribles las evidencias.
En la tarde del martes llegó su madre y dos hermanos, quienes fueron recibidos por el propio Intendente Ricardo Moccero y el Secretario de Gobierno en el Hospital Municipal.
La mujer evoluciona favorablemente de las lesiones recibidas pero se reconoció que en la noche del lunes había tenido complicaciones renales que luego superó de manera satisfactoria.
Di Battista confirmó otros detalles espeluznantes.
No solo el abuso sexual, sino que la mujer era sometida a otros vejámenes, como comer la polenta con materia fecal de los perros, le tiraban agua después de la higiene que se hacia muy esporádicamente.
Los malos tratos eran frecuentes y tanto Jesús Olivera como Estefanía Heit eran participes los dos.
En el primer trabajo que consiguió la mujer cuidando a una persona mayor en el Pueblo San José estaba obligada a entregarles a ambos el jornal semanal que ascendía a unos $700.
Después vinieron las amenazas, el encierro y los detalles macabros de una historia que hoy recorre las redacciones periodísticas de todo el país.
La victima fue despojada de su celular, pero igual la aberrante pareja enviaba mensajes de texto a su familia. Algunos de ellos tranquilizadores.
Ayer por la tarde se produjo el reencuentro con la madre y dos hermanos pertenecientes a una modesta familia procedente de Río Colorado.
En realidad en Choele Choel era una zona frecuentada por la victima y el abusador.