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Organizó el Movimiento Familiar Cristiano.
Adriana Masiello analizó el resultado del encuentro.
“Lo que hicimos el sábado es trabajar toda la riqueza del noviazgo; no necesariamente los que participaron tenían que tener fecha de matrimonio”.

Nuestra entrevistada, junto a su esposo Néstor, son coordinadores del Movimiento Familiar Cristiano en la ciudad, institución que el pasado fin de semana organizó un taller para novios en las instalaciones de la Escuela Especial con notable participación y resultados.
Explicó que “este Movimiento es parte de la Iglesia Católica, apunta a trabajar en cuanto a lo que es el sacramento del matrimonio y a partir de él todo lo que es la defensa de la familia. Apostamos que a través de él esta es la manera que Dios ha querido que el hombre y la mujer se unan para ayudar en este proyecto de la creación, ya que somos co-creadores junto con Dios”.
En torno al encuentro que se produjo el fin de semana que acaba de pasar, teniendo como sede para la realización las instalaciones de la Escuela Especial y donde participaron un total de 20 parejas, Adriana Masiello dijo que “comenzamos el año pasado con los novios que ya tenían fecha de casamiento, para formarlos en aquello que es el matrimonio. Lo que hicimos el sábado es trabajar toda la riqueza del noviazgo, no necesariamente los que participaron tenían que tener fecha de matrimonio. Simplemente se trató de la participación de quienes decidieron vivir la vida de a dos, formando un proyecto de vida. La intención fue darles algunas herramientas como para que ese proyecto tenga bases sólidas”.
Consultada en torno a las herramientas a las que hacía alusión, explicó que “el diálogo en principio, que es muy mencionado pero pocas veces puesto en práctica; hay que provocar el momento y tomarse el tiempo como para poder dar lugar al diálogo. No surge solo y además para que sea profundo hay que marcar caminos que permitan ir conociendo al otro” comentó la docente.
Adriana Masiello comentó que “otra de las herramientas es el pedir perdón y el saber perdonar: todos tenemos algo por qué pedir perdón y todos tenemos algo que perdonar. Por eso es un ejercicio y cada uno, pasito a paso, va dejando de lado las barreras que impiden pedir perdón, como la vergüenza, el temor al ridículo, entre otras cuestiones”.
Mas adelante reflexionó que “cuando uno se libera de esas trabas y es capaz de decir me equivoqué, de pedir perdón y a la vez encuentra la recepción del otro que perdona de corazón, es tan grande esa riqueza que a uno le devuelve la vida. Nosotros también hablamos del perdón entre las personas y el perdón con Dios, que es misericordioso y está dispuesto a perdonarnos si sabemos perdonar”, manifestó la integrante del Movimiento Familiar Cristiano de Coronel Suárez.