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Lo informó anoche el Fiscal general José Ignacio Gerez.
Continuaba ayer el arduo trabajo de los rescatistas.

La tragedia del supermercado Cooperativa Obrera había dejado hasta anoche un saldo de cinco muertos y tres desaparecidos, según confirmó oficialmente el fiscal del Tribunal Superior de Justicia, José Ignacio Gerez. Continuaba, al cierre de esta edición, el trabajo de los rescatistas entre los escombros del edificio siniestrado.
La información sobre el dramático episodio no varió mucho durante la jornada. Al cierre de esta edición se daba cuenta que se había podido rescatar con vida a 17 personas de las cuales tres quedaron internadas en distintos establecimientos sanitarios de la ciudad pero fuera de peligro.
En cuanto a víctimas fatales se habían recuperado tres cadáveres todos correspondían a mujeres. Fedra Yáñez, de 18 años, que era estudiante del colegio Don Bosco, Lorena Ockier, de 38, e Ida Martínez, de 74. Los cuerpos fueron trasladados a la morgue judicial para su respectiva autopsia.
Entre los escombros se buscan de acuerdo a las denuncias de familiares y los dichos del ministro de Seguridad Gabriel Gastaminza a tres personas entre ellos dos menores de edad.
En las oficinas del Instituto del ISSN ubicadas al lado de la Cooperativa Obrera donde funcionó ayer el Centro de Atención a la Víctima, se dieron cita decenas de familiares desesperados por saber de sus seres queridos.
En tanto que en la guardia del hospital Castro Rendón, en medio del dolor, se ubicaron los familiares de las primeras víctimas fatales identificadas.
"Despejar la zona puede llevar más de un día", indicó Vanina Merlo titular de Defensa Civil de la provincia quien confió que "no hay certeza de que debajo de los escombros pueda haber más personas".
De acuerdo a las distintas reconstrucciones que hicieron funcionarios provinciales, municipales, judiciales y peritos, la losa del ala norte del mercado colapsó por el peso de un grupo de seis departamentos que se construían sobre dicha estructura.
El gobernador Jorge Sapag, tras recorrer el área del desastre explicó que "el peso de todo lo que había, cemento y ladrillos, hicieron colapsar las plateas y el enlozado cayó en forma de abanico".
Con la noticia esparcida en todo el país el intendente Horacio Quiroga salió a aclarar que "es una obra no declarada por lo que es clandestina y de muy difícil identificación visual" (ver a parte).
Concejales de la oposición prefirieron manejarse con cautela respecto de la responsabilidad de contralor que tiene el municipio y pusieron el foco en las víctimas.
Sin embargo, vecinos de la Cooperativa Obrera aseguraron que escucharon decir a trabajadores del supermercado que el accidente iba a ocurrir. También confirmaron el movimiento de camiones, obreros y materiales.
El funcionario municipal de quien dependen las obras particulares, Sergio Rivas, reconoció que el municipio cuenta con 50 verificadores e inspectores para controlar las construcciones.
En la ciudad hay tres millones de metros cuadrados construidos de manera legal, pero existen unos 500.000 metros cuadradas de construcciones no declaradas.
El presidente del Colegio de Arquitectos, Eduardo Matkovich, informó que la entidad no interviene en la fiscalización y control de las denominadas obras no declaradas.
El dramático escenario obligó a la Justicia a intervenir y en las primeras horas de ayer el fiscal Ignacio Di Maggio allanó la dirección de Obras Particulares del municipio y secuestró documentación. Posteriormente la Justicia allanó distintos domicilios que corresponden al mismo dueño del terreno, Néstor Guerrero, un empresario dueño de varios corralones que todavía no ha sido localizado. La Justicia busca expedientes, contratos y constancias de inspecciones, multas y autorizaciones, que le sirvan de pista para la investigación que se abrió ayer.
El obispo de Neuquén, Virginio Bressanelli, pidió que se clarifiquen las responsabilidades de "cada uno de los involucrados" en el luctuoso accidente (ver página 31).
El derrumbe obligó a movilizar a todo el sistema de emergencias de la provincia que tuvo su primera prueba de fuego y que según la funcionaria a cargo, Luciana Ortiz Luna, logró trabajar en forma coordinada. Las tareas iniciales fueron complicadas debido al permanente riesgo de derrumbe con el que trabajaron los rescatistas.
Al ingresar bomberos y policías se encontraron con una cantidad importante de líquido en el suelo principalmente detergentes que complicaban hacer pie. Además los bloques de mampostería eran pesados y cualquier cosa que intentaban mover afectaba otra parte de la estructura que parecía ceder a cada instante.
Por ese motivo se debió aguardar que llegara un vehículo con aserrín que fue esparcido en el suelo del local y CALF llevó postes de madera para apuntalar la estructura. Mientras tanto efectivos policiales despejaban toda la zona de adelante retirando mercadería y góndolas para que pudiera ingresar una pala mecánica que agilizara los trabajos. En paralelo bomberos y personal de sanidad atendían en permanente riesgo a las víctimas que estaban a la vista.
Durante la jornada de ayer se sacaron varias camionadas de escombros que fueron transportadas hasta un predio exclusivo que tiene la empresa Cliba en la zona de la meseta. En dicho lugar quedó a resguardo de la policía todo el material retirado para que luego los especialistas realicen los peritajes del caso.
Las autoridades de la Cooperativa Obrera, en tanto, informaron que sólo alquilan el local donde funcionaba el supermercado y aseguraron que no hicieron remodelaciones en su interior. Mediante un comunicado, el subgerente de la cadena Héctor Jacquet, advirtió que si bien "se desconoce la causa del siniestro (...) se debería al derrumbe de una obra en construcción realizada por un tercero".
Al duelo provincial por tres días dispuesto por el Poder Ejecutivo, se sumó ayer idéntica disposición del Legislativo.