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Estefanía Giménez es Terapista Ocupacional, Emilia Matheus es Acompañante Terapéutica, ambas integran el Servicio de Salud Mental del Hospital Municipal.

Las profesionales consultadas hablaron sobre la vejez: “es lineal porque es un proceso que se extiende a lo largo de toda la vida; en un momento se cristaliza y es inevitable porque no puede detenerse, salvo que se produzca la muerte antes de llegar a la edad adulta; y es variable porque es diferente de un individuo a otro, es decir, no todos llegamos de la misma manera”.
Agregaron que “todos caminamos hacia la vejez, la cuestión es cómo llegamos, nosotros somos los que lo disponemos: podemos entrenarnos, alimentarnos bien, hacer actividades físicas, entrenar nuestra mente. Hay adultos que comienzan a tener un deterioro funcional lo que muchas veces lleva a que la persona sea dependiente y en algunos casos con alguna discapacidad. Nosotros, desde el Servicio, procuramos que esta persona sea lo más autónoma posible, que siga integrándose en una sociedad; por eso desde el equipo interdisciplinario del Servicio se hacen diferentes intervenciones y evaluaciones para establecer un plan de tratamiento. Nos establecemos objetivos y el paciente tiene que estar de acuerdo con ellos. Se puede llegar a adaptar al hogar y llegado el caso hasta los utensilios básicos de nuestra vida diaria”.
Consultadas Estefanía Giménez y Emilia Matheus si aún en condiciones de pérdida de funciones o movilidad se puede llegar a tener algún margen de autonomía, explicaron que “lo importante es que la persona adulta acepte lo que le está pasando, como punto de partida para acordar objetivos. A veces hay que sacar alfombras, cambiar la estructura del baño, en oportunidades hay que colocar pasamanos, sacar bañeras o hacer alguna otra reforma; en la cocina se pueden bajar las alacenas y las mesadas. De manera que es muy importante que la persona acepte lo que le está pasando para permitir nuestra intervención”.
Agregaron que “una cuestión muy importante es el vínculo que es necesario que se genere para que exista confianza entre el paciente adulto y los profesionales del equipo, para hacer más fructíferas cada una de las intervenciones. A veces esos vínculos tardan un poco, otras se consiguen antes, pero siempre son el punto de partida para tener resultados positivos”.