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Las hazañas del Rey Arturo reconquistando aquello que le dará el derecho a reclamar su reino, la espada de Excalibur.
Un Juan Rodó impecable como Merlín.
El maquillaje, los fastuosos vestuarios y sus colores son determinantes en este musical de la exitosa dupla Cibrián – Mahler.
Escucharlo a Rodó y al elenco de Excalibur es un placer. Voces perfectas que resultan la dramaturgia más importante del espectáculo.

Una nueva propuesta teatral acaba de presentar la empresa del Teatro Italia sorprendiendo con esta nueva apuesta de Excalibur, una leyenda musical con un elenco integrado por más de 30 actores, cantantes y bailarines encabezados por la primera figura de Juan Rodó como Merlín.
Para el publico de Coronel Suárez fue un musical sorprendente por su vestuario, despliegue técnico, efectos especiales y una actuación memorable del experimentado Juan Rodó, que sobresale absolutamente durante todo el musical pero secundado por otros intérpretes que conformaron una entrega bellísima que los espectadores de nuestra ciudad supieron recompensar con reiterados aplausos y una ovación final.
La puesta ostenta un despliegue de vestuarios magníficos, de tonalidades y de diseños novedosos, aparejados con los maquillajes, características estéticas que cautivan al espectador, mientras las luces tornasoladas deslumbran así como suele ocurrir en los musicales de Cibrián - Mahler.
Hay unos tres actos de ilusionismo que constituyen algo innovador en estos musicales, por ejemplo el momento en que de las manos de una actriz se encienden unas pequeñas llamas para desaparecer instantáneamente.
No hay historia en profundidad si no existe una causa romántica. Excalibur apunta a la heroica hazaña de Arturo y su espada, la que lo lleva y lo sostiene en el poder.
Pero también se arraiga en el razonamiento de que ninguna corona vale la pena si no se puede abrazar a quien ama.
Con el protagónico indiscutido del gran Rodó en el papel del Mago Merlín, el musical resulta el experimento más nuevo del tándem Cibrián - Mahler.
Rodó se roba las miradas: su figura en escena se impone, por su talento experimentado en el escenario, su canto y todas sus matices actorales.
Sin embargo, nunca se lo había visto a Rodó en un papel tan caricaturesco como el que interpreta aquí. Es un Mago Merlín lúdico, casi grotesco, con centenares de gags, que en consecuencia cautivan la risa y complicidad.
Escucharlo a Rodó y al elenco de Excalibur es un placer. Voces perfectas que resultan la dramaturgia más importante del espectáculo.
Cantan sobre una pista, no con la orquesta en vivo como originalmente fue estrenado en temporada por Buenos Aires. Pero de todas maneras es sensacional percibir las tonalidades de sus cantos.
En cuanto a voces e interpretación, sobresalen el personaje de Morgana, altiva y seductora; en la misma línea el simpático Golear, el hermanastro de Arturo y que se ajusta perfectamente a un hombre inmaduro, dominado por los deseos de su madre: Laria.
Bellísimo, realmente para disfrutar y no parar de aplaudir; otra propuesta exitosa que la ciudad acaba de recibir en la sala del Teatro Italia.