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Fue entrevistado por la Radio.
Recordó los momentos más difíciles que le tocó vivir en su vida.
Del exilio al regreso a su Huanguelén.
“Este es mi lugar en el mundo, hasta que Dios diga”.

Es Presidente del Instituto Cultural es artista plástico, un hombre identificado con la cultura, promueve el teatro, la música, la danza. Desde su regreso a la localidad, hacia la década del 90, ha revolucionado Huanguelén desde el aspecto cultural.
Es interesante conocer su historia. Es nieto de una de las familias fundadoras de Huanguelén, originada en el constructor Marcos, quien dejó su sello en varias estancias de la familia Gahan y de otras de la zona que rodean el sector urbano de la localidad.
En esos primeros años, cuando todavía no había ferrocarril, todos los materiales de construcción los traían hasta Otoño en tren y desde allí en carros tirados por caballos hasta el sector que estaba planificado como urbano y donde estaban levantándose las primeras casas.
Es decir, proviene de una familia de pioneros para el pueblo.
Cuando joven, en momentos en que estaba en La Plata dirigiendo teatro, resuelven poner en escena una obra que era un homenaje a Edgar Allan Poe, escritor, de tendencia política comunista. Para ello le pidieron permiso al Gobernador Militar de la Provincia, Saint Jain. De las tres presentaciones que estaban previstas solo pudo realizarse una: la obra fue levantada, varios de sus actores desaparecidos y Julio Losada alcanzó a tomar un barco con un pequeño bolso y el beso de su madre en la mejilla, para no volver por muchos años.
Recuerda que estando en aguas continentales un telegrama de su hermana María Elena le avisa “mejor no vuelvas”: las cosas se habían complicado y mucho, debido a que habían revisado palmo a palmo la casa de su madre en Huanguelén, buscándolo a él y también cualquier elemento que pudiera incriminarlo como subversivo.
En Europa tuvo una destacada actuación artística y completó una formación que ahora, de regreso en Huanguelén, vuelca en cada una de sus intervenciones.
Sus Noches de Gala para cada aniversario de Huanguelén reciben el aplauso satisfecho de los vecinos que valoran todo su esfuerzo, su aporte y sus creaciones artísticas, que permiten levantar vuelo al espíritu.
En el monumento que surgió de sus manos y su mentalidad creadora, que está ahora en la Plaza de la localidad, una de las piedras guarda un nombre que es un agradecimiento: a Domingo Nicolás Moccero, que lo protegió en la partida para que pudiera irse a tiempo del país, lo que implicó ni más ni menos que salvarle la vida.
Dice que Huanguelén es su “lugar en el mundo” y se suma como todos en el pueblo a los sueños de autonomía.