Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   
De un simple balanceo hasta el Cirque du Soleil.

El suarense Matías Corzo fue elegido para participar de un taller latinoamericano de Formación de Formadores en Circo Social, organizado por la compañía circense internacional.

Si esa misma bola de cristal que Matías Corzo comenzó a manipular hace unos cinco años --cuando descubrió su gusto por la disciplina circense conocida como contact ball-- le hubiera contado algo de su futuro, probablemente no lo hubiera creído.
Sobre todo, por lo que le tocó vivir en los últimos días, cuando el Cirque du Soleil --a través de la Asociación Circo Social del Sur-- lo seleccionó para participar de un taller de Formación de Formadores, de carácter latinoamericano, que culminó el último domingo.
"Con esto confirmo que mi camino va por este lado. Desde que llegué y hasta ahora estoy con una sonrisa y disfrutando un montón todo esto. Es donde tengo que estar", aseguró Matías.
"Viví esta experiencia para compartirla con mi pueblo", dice el joven de 29 años, integrante del grupo Acción Creativa, de Coronel Suárez, que brinda talleres de arte de forma gratuita a chicos y adolescentes del barrio Rosario.
La capacitación que recibió el artista se basó en el intercambio de vivencias entre organizaciones argentinas y de toda Latinoamérica, que utilizan al circo como una herramienta para transformar la vida de chicos que habitan en zonas vulnerables, permitiéndoles salir de situaciones complicadas y conocer el cuerpo y sus posibilidades.
De formación autodidacta, el artista confiesa que dio sus primeros pasos siguiendo las indicaciones de los tutoriales encontrados en la página web Youtube (www.youtube.com) y en la calle.
Hoy su experiencia le permite brindar clases no sólo en el Club Ferroviario de Coronel Suárez --donde lo hace ad honorem-- sino en el Espacio de Arte Isidoro, cuya propietaria es su mamá.
Su título como especialista en gastronomía le permitió trabajar en hoteles y hasta en un barco, aunque pronto se dio cuenta de que sus deseos pasaban por otro lado.
"Cuando bajé del barco pensé en trabajar de forma autosustentable y ecológica, porque ahí viví cosas que no coincidían con mi visión del mundo. A partir de entonces decidí usar mis manos para cambiar mi forma de vida y a los otros", dijo.
Un lugar para el intercambio y el debate.
Desde el pasado martes 4 hasta el sábado 8, Matías vivió una intensa experiencia a través de una especie de laboratorio de circo, con mucho lugar para el debate.
"Tuvimos la oportunidad de conocer otras experiencias y de despejar dudas respecto a situaciones por las que uno pueda llegar a pasar trabajando en circos sociales", destacó.
De la experiencia participaron una 20 instituciones, provenientes de sitios tan lejanos como Costa Rica, Haití, Colombia y Chile.
"Las clases fueron impartidas por un ensamble o pareja pedagógica compuesta por un psicólogo que vive en Quebec (Canadá) y que trabaja para el Cirque du Monde, y por un artista español que presentaba sus trabajos en Panamá", comentó.
El Cirque du Monde es una organización paralela perteneciente al Cirque du Soleil. Es como su "departamento de acción social", y trabaja con ONGs de más de 50 países.
"Me traigo una valija de cosas que espero poder compartir con mis compañeros de trabajo, y con cada uno de mis alumnos y de los participantes de los talleres", dijo.
También aseguró que la información recibida fue "increíble" y que hasta tuvo la oportunidad de participar del último ensayo con público de la obra Varekai, del Cirque du Soleil.
"La función te deja con la boca abierta. Es una puesta en escena muy grande y, cuando uno los ve en vivo, no puede creer que sean humanos y estén ahí", dijo.
"A la función pudimos traer a Nico, uno de los chicos del barrio Rosario. Tiene once años y aprende todo lo que le enseñamos: literatura, macramé o fotografía. Es nuestro alumno 'esponja', que absorbe todo", dijo.
Refirió, precisamente, que el alumno perfecto todo lo absorbe, lo perfecciona y lo hace bien. También siempre asiste al club con sus amiguitos, llega antes que cualquier profe y no falta ni aunque llueva.
Respecto de los chicos que participan tomando las clases en Acción Creativa destacó que "son muy importantes para nosotros, porque nos hacen latir el corazón y nos dan la vida como institución"
"Con mi compañera de trabajo, novia y pareja pedagógica, Ana Alberdi, estamos haciendo una capacitación de Circo Social en Pehuajó y gracias a ello llegó la oportunidad del Cirque du Soleil", contó.
Tres pilares con nombre de mujer
Sonia, Gladys y Ana, madre, abuela y novia, respectivamente. Ellas son los pilares en la vida de Matías Corzo. "Mi abuela es mi ejemplo de vida, es increíble", dice. Gracias a su mamá --cuenta-- tiene la posibilidad de trabajar y de tener tiempo para desarrollarse en circo social. De su novia, Ana Alberdi dice que "está siempre ahí; cuando caigo ella me levanta y es uno de mis pilares más importantes".
Fuente: La Nueva provincia.

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