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Se requiere mayor vigilancia.
Aparecen farolas rotas y cada fin de semana se reitera la presencia de botellas destrozadas y restos de bebidas alcohólicas.
Es lamentable, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de uno de los más lindos paseos públicos que tiene la ciudad.

“Ojo con las botellas rotas, sobre todo en el arenero, porque los vidrios se mezclan y pueden originar un problema mas serio en los chicos que juegan en ese sector de la ciudad, pero en realidad los vidrios se trituran de tal manera al estallar contra el suelo que es imposible juntar y asegurar que no queden vestigios” expresan reiteradamente los cuidadores de la Plaza Tambor de Tacuari cada fin de semana, mientras limpian no solo papeles o restos de comida que quedan tras la masiva presencia de las familias que disfrutan de este hermoso paseo publico que tenemos en la ciudad, con juegos mecánicos incluidos gratis para toda la gente y que el Municipio mantiene en excelente estado, ahora con mas y nuevo personal que se encarga de la atención y mantenimiento.
Durante el fin de semana aparecieron 4 farolas destruidas en la zona de las hamacas para los más chiquitos y que no hace mucho tiempo se habían repuesto por una situación similar.
Pero eso no es todo, botellas rotas, impactadas contra el cemento de canteros o por los adoquines que forman parte de los pasillos, botellas de cerveza, latitas de un conocido estimulante y otros rastros de reuniones clandestinas que se forman en la noche o madrugada de cada fin de semana son la muestra elocuente que el lugar esta exigiendo una constante presencia policial, incrementar las rondas nocturnas de los patrulleros y extender las custodios de manera mas frecuente y mas si tenemos en cuenta que el lugar esta ubicado a casi una cuadra de la Estación de Policía Comunal.
A ello debe sumarle que de testimonios recogidos por trabajadoras que antes cruzaban la Plaza sin inconvenientes entre las 5 y las 6 de la mañana con destino a sus trabajos, ahora es extremadamente riesgoso por estos movimientos nocturnos peligrosos que comienzan a advertirse, por lo cual antes de que los acontecimientos se agraven se torna imprescindible extender un mayor control y vigilancia, pero no a las tres de la tarde de un hermoso sábado o domingo de sol sino a las 3 o 4 de la madrugada, en horas claves, para evitar que amparados bajo las sombras de la noche transformen el espacio en tierra de nadie, en un momento donde la violencia, el alcohol y la droga se están generalizando con tremenda reiteración en nuestro medio.
Y a las mamás, mientras las autoridades no tomen cartas en el asunto, cuidado por donde juegan los chicos, porque en cualquier momento vidrios molidos u otros objetos indeseables aparecen entre los juegos o en el arenero.
Plaza Tambor de Tacuarí, en estado de alerta.