Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   
Llovió como hacía tiempo que no lo hacía.
A mal tiempo, muy buena cara.

Especialistas y productores agrarios aseguran que las lluvias caídas en las últimas 48 horas en la zona son beneficiosas para siembra fina y gruesa tanto como para el rebrote de pastoreos. En algunas localidades, como en Pigüé, Coronel Pringles y Coronel Suárez, las precipitaciones no aparecían desde hacía más de dos meses.

Las lluvias volvieron, y cómo. Luego de varias semanas --y más de dos meses en algunos puntos de la zona-- sin noticias, durante las últimas 48 horas las precipitaciones se hicieron nuevamente presentes en el sudoeste bonaerense, y justamente cuando el perfil del suelo comenzaba a necesitarlas más que nunca. Inclusive, al cierre de esta edición, en muchas localidades seguía lloviendo.
A esto se suma el hecho que, históricamente, esta época no se caracteriza por la frecuencia de las precipitaciones ni por los altos índices pluviométricos.
"Es muy poco frecuente que ocurra esto en esta época del año. Según nuestro promedio histórico de registros pluviales de los últimos 100 años, en los meses de junio, julio y agosto no llueve más de 20 milímetros y de forma intermitente. Este nuevo panorama es muy alentador y nos da posibilidades de que las vacas tengan pastos nuevamente y el agua amortigüe las temperaturas de las heladas".
Así lo expresó ayer el ingeniero agrónomo Alejandro Suárez Orozco, de Coronel Suárez, quien calificó como "muy oportunas" a las lluvias de las últimas 48 horas.
El profesional también expresó que este milimetraje resultará muy productivo para quienes pensaban realizar cosecha gruesa y para quienes pensaban hacer algún cultivo fino a último momento.
"Esto constituye una gran noticia, por lo menos desde el punto de vista de la naturaleza. Hacía 69 días que no llovía. esto es un buen comienzo, pero hay que ver como sigue. Los conocedores del tema dicen que va a seguir lloviendo", remató.
El también ingeniero del INTA suarense, Eduardo de Sá Pereira, coincidió con su colega, remarcando que esto ayuda al nacimiento de los cultivos de invierno, de grano chico, aportándole humedad en superficie.
"Ya en la salida del invierno, estas lluvias nos da una buena perspectiva en referencia al mes de agosto, cuyo promedio es de 40 a 50 milímetros. En la profundidad hay reserva de agua, porque durante el otoño había llovido bien", indicó.
"Ahora falta que vaya levantando la temperatura y, si los promedios de lluvias son normales para agosto y septiembre, tendremos una predicción de buenas precipitaciones para octubre y noviembre. Estimamos que la cosecha fina va a arrancar bien", agregó.
Por su parte, el ingeniero agrónomo Jorge Couderc, del INTA Pigüé, remarcó que la lluvia sirvió fundamentalmente para asegurar el nacimiento de la siembra de trigo o cebada, "que se han visto atrancadas por la seca y por el frío, que le jugaban en contra".
Admitió que el agua viene muy bien para los campos de pastoreo, porque los verdeos que se estaban consumiendo habían tenido buen crecimiento en mayo o junio --con buenas reserva de humedad-- pero una vez que se daba el pastoreo no había rebrote.
"Ese es el panorama que este milimetraje modifica", expresó.
También indicó como importante la recuperación de la humedad del suelo antes de que lleguen las temperaturas más altas, dado que con un suelo seco la situación de los cultivos podría complicarse.
"El cultivo empieza a exigir y si no tiene humedad no puede desarrollarse. Este milimetraje no resuelve el problema de la primavera; atenúa y cambia el panorama, pero hay que esperar para ver como sigue", dijo.
"Si se cumplen los promedios históricos, estaríamos bien. Estuvimos todo junio y julio casi sin precipitaciones, pero por encima del promedio en el registro anual. Aún así no era una situación crítica aunque sí empezábamos a preocuparnos por la falta de recuperación en los campos de pastoreo", admitió.
El productor agropecuario Jesús Díaz, de Coronel Pringles, se refirió a las lluvias como "un regalo de Dios para todo el sudoeste bonaerense".
"Era sumamente importante que lloviera debido a la seca que veníamos soportando", dijo.
Agregó que la lluvia habilitó todas las posibilidades, tanto para siembra fina como para pastoreo, y señaló que beneficia tanto a lo sembrado como a lo que se está por sembrar, que va a hallar un terreno humedecido.
"Ya nos estamos acercando a la primavera, cuando las temperaturas son más altas y las germinaciones se producen más rápido", recalcó.
Además, mencionó que en Pringles la última lluvia se había dado a fines de febrero. A eso se le sumó "el estrago que produjo la helada" con temperaturas de -11º C.
"Esto recuperara el pastoreo y, sobre todo, abre posibilidades a los barbechos que, en algunos casos, se han preparado para la siembra de cosecha gruesa", añadió.
El panorama óptimo --expresó-- sería que se repitieran estos registros cada 20 días, algo que aparentemente podría darse en caso de ocurrir el fenómeno meteorológico conocido como El Niño.
"Esto habilitaría una muy buena cosecha de trigo de segunda y una excepcional cosecha gruesa, tanto de maíz como de soja. Si bien estamos en una zona que no es sojera, esta cosecha se impone a pasos agigantados", remató.
Dorrego: más oportunas que nunca
Tan beneficiosas como generalizadas resultaron las lluvias de las últimas horas en el distrito de Coronel Dorrego, ya que los registros superaron los 20 milímetros en todos los casos, con picos cercanos a los 50.
De acuerdo a algunos especialistas, la importancia de las precipitaciones no sólo está dada por la cantidad de agua caída, sino también porque se dieron en forma persistente, pausada y durante varias horas seguidas.
"La manera en que llovió ha favorecido la penetración de la humedad, porque muchas veces precipita mucho y de golpe el suelo no lo puede asimilar", explicó el ingeniero Mario Oscar Fernández.
"Otro aspecto positivo es que los buenos milimetrajes no favorecieron a determinados sectores del distrito, sino que se produjeron en todo el partido. Si bien los cultivos habían sido implantados de manera excelente y la siembra ya se terminó, se necesitaba esta lluvia porque hacía alrededor de 60 o 70 días que no había precipitaciones de importancia", subrayó.
Fernández explicó que hasta estas lluvias, la humedad se daba solamente en la parte superficial de los suelos.
"Además de la agricultura, la ganadería también se beneficiará, porque se recuperarán las pasturas --especialmente las avenas--, que si bien se habían sembrado bien en tiempo y forma, se vieron complicadas por la falta de agua y las incesantes heladas, provocando dificultades en el rebrote después de que los animales comieran", explicó.
Fuente: La Nueva Provincia.

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