Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   
Falleció el Dr. Néstor “Titino” Caccavo.
Tenía 85 años y 60 como medico.

Un profesional respetado por colegas y apreciado por la gente.
Un apellido ligado a la historia grande de Coronel Suárez.
Sus restos son velados donde fuera su domicilio, Sarmiento 573, y recibirán sepultura hoy a las 17:30 hs. en el Cementerio Municipal.

Con el fallecimiento del Dr. “Titino” desaparece una figura representativa de la medicina de la primera hora, de la época del medico de cabecera, de familia, del profesional que después del consultorio salía de visita por los hogares, en los barrios mas alejados, en el campo y desde luego en las Colonias, que era esperado con afecto pero con gran respeto, siempre sin perder esa condición inalterable, impecable, de guardapolvo o de traje.
Los Doctores Caccavo siguieron siempre este estilo, simple, sencillo, respetuoso del paciente, en el cual además veían un amigo, una mano siempre tendida y un estilo personal.
“Titino” en su vida debió afrontar dos grandes perdidas; primero, su amigo entrañable de toda la vida, Don Domingo Moccero, tras una intervención quirúrgica que no pudo superar en la ciudad de Buenos Aires; y luego su inseparable hermano, el Dr. Raúl, en cuyo consultorio aun perdura inalterable la placa en la misma calle Sarmiento, la que alguna vez fue la calle de los médicos.
El Dr. Néstor “Titino” Caccavo, a pesar de sus dolencias propias de la edad, hasta hace un par de años atrás todas las mañanas, impecable y dispuesto como siempre, se disponía a atender el consultorio de la calle Sarmiento, bajo la atenta mirada de Ana, su esposa de tantos años e inseparable, con la misma calidez de cada día, hasta que lentamente su vida se fue apagando, mientras sus hijos Alberto y Luís, otros dos grandes médicos de la ciudad, los atendían y apaciguaban su prolongada dolencia, junto a otros profesionales que lo estuvieron asistiendo hasta el final.
El Dr. Néstor Caccavo es un símbolo de la medicina de otras épocas, donde todo era mas artesanal, donde todavía existía el medico de familia o el medico de cabecera, esa misma figura que todas las tardes después del consultorio pasaba por la Clínica y el Hospital y se disponía a recorrer los domicilios donde los pacientes guardaban cama como reiteradamente se ha dicho de su condición personal.
Allí se iniciaba un recorrido por los Barrios de Villa Belgrano, en épocas de calles desastrosas, sin pavimento, sin luz e inclusive se extendía hasta los Pueblos Alemanes, donde muchas veces no solo prescribía el medicamento sino que lo suministraba, aplicaba inyecciones para no perder tiempo y obtener un resultado positivo en la dolencia que presentaba el enfermo.
“Ahora te acostas y mañana te levantas como nuevo” decía mientras guardaba el estetoscopio y otros implementos que llevaba en su maletín bajo las amarillentas luces de aquellos tiempos.
Y así cada día de tantos y tantos años, siempre juntos, Raúl y “Titino”, cada uno en una vereda diferente pero juntos; casi puede decirse que Sarmiento, entre Avellaneda y la cortada de Brown, es la calle de los Caccavo.
Todavía está la placa de Raúl, es como una referencia histórica, y Titino siguió después del fallecimiento de su hermano con algunos pacientes de siempre que lo consultaban, especialmente algunos viejitos que encontraban en él no solo al medico sino al amigo, quien con una palabra o un gesto es capaz de reemplazar una receta.
A la vuelta de su hogar, por Avellaneda, están los consultorios de Alberto y de Luis, en la misma casa donde vivieron Don Antonio Caccavo y Maria Luisa, donde al abrir la puerta uno puede encontrar el testimonio de un hermoso programa que hicimos hace muchos atrás, en 1986, y reunimos a toda la familia en el “Volver a vivir” de los Caccavo.
El Dr. Titino falleció en las ultimas horas y deja la ciudad que lo vio nacer y desarrollar una familia tradicional y una profesión admirable, entregando mas de 60 años de su vida al digno apostolado de la medicina.
Siempre nos recordamos de una costumbre familiar que inauguró su madre, María Luisa Requi, cuando esperaba cada mediodía a los hijos y también a los nietos con cuatro kilos de papas fritas que ella misma pelaba y freía y todos se acercaban a compartir un rato, entre las doce y la una de la tarde, con Don Antonio Caccavo y su esposa.
Esta tradición se siguió después, alternando el domicilio del Dr. Raúl y del Dr. Néstor.
Cuando falleció Raúl las reuniones pasaron a realizarse en la casa del Dr. Néstor. Es su esposa Ana la que preparaba todo para recibir no solamente a los hijos del matrimonio, sino a los sobrinos y a los nietos. Es la forma que tuvo por años la familia de estar unida, de compartir un momento todos juntos en el día y comentar temas de la profesión y de actualidad, porque la política siempre ha estado presente de alguna manera en sus vidas.
Cada vez que teníamos la oportunidad de entrevistarlo se emocionaba profundamente, y lo disimulaba de inmediato, cuando miraba las fotos que tenia sobre su escritorio donde aparecen los miembros de la familia que están ahora, que se hacen grandes y profesionales y también cuando miraba las fotos de los que ya no están.
Alguna vez reflexionaba que “al poco de llegar a Coronel Suárez, el Dr. Harriot festejó 50 años de médico, entonces pensé que esos eran muchos años; pensar que ahora tengo ya casi 60 años de profesión, me parece increíble” nos dijo en la ultima entrevista en su consultorio.
Su papá, Don Antonio, quería que estudiara abogacía, en cambio su mamá médico.
“Y como quien manda en una casa es la madre terminé estudiando medicina”, señaló cuando cumplió los 83 años, procurando ocultar su emoción al recordar a sus padres este querido médico que hoy la ciudad de Coronel Suárez despide.
Alguna vez sentenció que “el ejercicio de la medicina ha cambiado mucho a lo largo de los años, afortunadamente. Antes atendíamos chicos y grandes, una fractura, una dolencia común o un parto. No había noche que no tuviera que levantarme para atender a un paciente y a veces tres o cuatro veces por noche. Cuando íbamos con mi esposa al cine muchas veces veía que se acercaba hacia donde estábamos la linternita del acomodador, y yo ya sabía que me buscaba a mi para atender alguna urgencia” nos decía entonces.
“Titino” afirmó en la ultima entrevista que “lo que me parece que es importante en estos tiempos es que a pesar que los pacientes pasen por los especialistas que necesitan por lo menos un médico registre la historia de esa persona y siga su cuadro en general, que sea responsable de atender su estado de salud, tal como sucedía antes”, dejó expresado este doctor con mas de 60 años de profesión.
De tres hijos que nacieron de su matrimonio con Ana dos de ellos son médicos reconocidos en Coronel Suárez y, contaba con orgullo, que tres de sus muchos nietos (un hijo de Adriana, uno de Luis y uno de Alberto) también eligieron la profesión de médicos y ya están ejerciendo o en la última etapa de su formación.
Con la tristeza lógica del último adiós, pero con la emoción de tener entre nuestros hijos pródigos una figura de la inmensa talla que el Dr. Néstor Caccavo, quien supo representar de manera solidaria a los genuinos médicos suarenses, los de antes, con una sensibilidad especial, fiel interprete de las necesidades y prueba de ello son sus pacientes de toda la vida, que hoy lamentan esta perdida para la ciudad.

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