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Frase reiteradamente expresada el viernes anterior cuando le ofrecían el acto de despedida a la Vicedirectora de la Escuela Nº 7, Patricia Fernández.
Una docente con convicciones y principios sólidos.
Emotiva entrevista al concluir la actividad educativa.
“Me quería ir como llegue a esta escuela, que es toda mi vida”.

Luego de muchos años de ejercicio docente, llevados a cabo con vocación plena y con disfrute completo en cada una de las situaciones, el viernes se puso el guardapolvo por última vez, ya que se jubila a partir del primero de agosto, por lo que luego del receso invernal no regresa a la escuela.
No quería ningún acto de despedida y aclara porque: “me quería ir como llegué, caminando con mi portafolio, como cualquier día de trabajo. Pero parece que todos se complotaron y el viernes se juntaron todos los que quiero y me quieren para acompañarme en esta partida”.
Consultada en torno a lo que le significa la Escuela Nº 7, responde rápido: “toda mi vida, eso es lo que significa. Aquí fui a la escuela, fui Cooperadora, fue la escuela de mis hijos, fui docente y terminé siendo Vicedirectora”.
“El viernes recibí muchos besos, mimos y las fotos más lindas son las que me llevo en el corazón. No me voy a olvidar del abrazo de un piojito y de otro nene que me preguntaba a cada rato, después de darme un beso ¿y ahora, vos te vas? Después de las vacaciones voy a volver a darle un beso. Son las cosas que quedan grabadas, como cuando entré al salón de clases el ultimo día y encontré sentada a una de las primeras alumnas que estuvo en la Escuela Nº 7, que fue como unir dos puntas, el principio y el final”.
Agrega que “no creo que se deje nunca de ser docente, es algo que uno decide ser y lo sigue siendo siempre, en el ámbito de la escuela, de la familia, de la Iglesia. Dios me dio ese regalo, el de ser docente, y de ser feliz en esto que hacía, lo que es un obsequio muy importante”.
Patricia Fernández ha sido una docente apasionada, comprometida y como ya está dicho ha disfrutado en cada uno de los procesos de enseñanza - aprendizaje, sabiendo que en cada contacto con sus alumnos estaba enseñando pero también estaba aprendiendo: sobre la vida, las historias de familias, sus alumnos, sobre las diferentes e inacabables formas de enseñar.
Que en cada año, con cada grado, con cada nueva labor, confirmó su amor por la tarea de maestra. Es una muy buena docente, que cerrando su carrera deja la Vicedirección de una querida escuela, la Nº 7, y una preceptoria en la Secundaria Nº 8, que funciona en la Escuela Nº 20, donde como ella dice “me di un gustito que hasta ahora no había tenido, tratar con adolescentes y con profesores, lo que fue una muy buena experiencia”.
El viernes último se puso por última vez el guardapolvo blanco y se lo llevó lleno de besos y abrazos, cosecha de todos sus años de buena labor docente.
Y se fue por la misma puerta grande que ingresó como alumna, docente, madre de alumnos, miembro de Cooperadora y mucho más.