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El recuerdo de Leandro Resch.
Por su prima Florencia.

Hoy me toco vivir una realidad diferente, esa mañana me cambió la vida. Eran aproximadamente las 8 de la mañana cuando me desperté debido al llanto desesperado de mi abuela, que se caía al piso, sin fuerzas. Fui hacia ella con mucho miedo y mi mamá que estaba ahí, llorando también y tratando de consolar a mi abuela a la vez, me dice las palabras más duras que me tocó escuchar en mi vida.
Nos tocó informarle al resto de la familia lo que había sucedido. Casi sin fuerzas de nada y a la vez con una esperanza de que las cosas no hayan sido tal cual nos informaron nos dirigimos a la Guardia, ¡ese clima! Doloroso, del cual me acuerdo y lo vuelvo a revivir.
Fuimos a la casa de mis tíos, tu casa, donde al entrar vimos una gigantografía tuya, todos rompimos en llanto al verla, que imagen fuerte! Después de esto llego la hora de poder verte, pero increíblemente y cayendo en realidad, ya sin vida... ver tu nombre en la placa, que impotencia, que duro! A su vez fue gratificante ver todo el afecto que habías logrado en tu vida, cuantas personas te querían! Pero ya nada valía, solo queríamos tenerte con nosotros. Recordar a mis tíos, a mi prima, a mis abuelos, a mis papas, al resto de mi familia así, tan mal, no había consuelo, no alcanzaba un abrazo, ninguna palabra era válida en ese momento.
¡Qué camino!, yendo al parque, y pensar que dirigías tu camino hacia allá, que paradoja...
Pasamos el primer día, sin hambre, sin ganas de nada, solo de recordarte, tratar de caer en esta injusta realidad! Los días fueron pasando, soportando un dolor inmenso, sin parar de recordarte, de hablar de vos. No había día en que no llore por vos, necesitaba hablar con alguien que comparta este dolor, por eso fui a ver a mi tía, que palabras, cuanto lo necesitaba!
Recordando lo que vivimos juntos! De chiquitos, en la casa de nuestra abuela, escondiéndonos debajo de la mesa buscando maníes, cuando hablábamos de nuestros amores, cuando andábamos en cuatri, que gratificante era verte o estar con vos en ese momento, cada vez que iba a tu casa esperaba que me saques a pasear, que experto! La primera vez que fui al boliche, fue con vos y nos terminamos durmiendo en los sillones del mismo; los almuerzos familiares de todos los domingos, el asado que preparaste para año nuevo, las comidas en Pigüé, las cargadas... un miércoles, el último día que te vi.
Pasaron 5 meses ya, y sigo con la esperanza de volver a verte, que estas ahí, que me escuchas! Tus visitas en mis sueños fueron inolvidables, hermosas, impresionantes!
Cuánto dolor vivió toda la familia, toda la gente que te quiso! cuánto dolor dejó tu partida! No hay forma de expresarlo! Hablo de vos y las lagrimas de inmediato se asoman a mis ojos.
Se que nunca se va a ir este dolor, pero también sé que vos sos el que nos manda las fuerzas para seguir adelante!
Desde ese día, no hice más que aferrarme a Dios, pedir por vos, por tu familia! Por nuestra familia...
Primo, te extraño! Florencia.