Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   
Vida y obra de don Manuel Belgrano.
Un héroe indiscutido.

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, hijo de una de las familias más ricas que por entonces había en lo que es ahora la capital del país, dedicado su padre al comercio. Vivió en el barrio de Santo Domingo, uno de los más caros del Buenos Aires de entonces. Murió pobre, a la edad de 50, luego de haber entregado su fortuna personal y su vida entera a la lucha por la libertad y la independencia del país.

Estudió en el Colegio San Carlos, y luego en las universidad de Salamanca en España, donde se recibió de abogado, quebrando el mandato familiar que lo había enviado a la madre patria para formarse en la carrera comercial. Ya en Buenos Aires, a los 23 años, fue nombrado Secretario Permanente del Consulado, creado en 1794 por disposición real. Desde ese lugar se propuso fomentar la educación y capacitar a la gente para que aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de Dibujo, Matemática y Náutica. En 1806 durante las invasiones inglesas, se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad. Aquí es donde emitió su conocida frase: “el amo viejo o ninguno”, que emitió cuando le pidieron que jurara lealtad a la corona británica, en el año 1806, luego de la primera invasión, por lo que partió hacia la Banda Oriental, lo que hoy es Uruguay.
A partir de entonces, la pasión que sentía por la política y la economía, quedarán detrás de su carrera militar, que tomó obligado por las circunstancias de aquel momento: había que defender las fronteras de lo que por entonces eran los territorios que habían quedado del Virreinato del Rio de la Plata, y donde los pueblos buscaban ser libres e independientes del dominio español..
Cumplió un rol protagónico en la Revolución de Mayo donde fue nombrado vocal. Se le encomendó la expedición al Paraguay, con un ejército muy desfavorable frente al que había formado el gobernador de esa provincia, y que hizo frente a las tropas de Belgrano. Lo que perdió por la vía militar entonces, porque sus tropas fueron vencidas (no tenían ni la preparación ni los equipos para ganar las batallas), lo ganó por la vía diplomática: Paraguay, independiente, no dio apoyo ni entrada a las tropas realistas que desde el norte, pretendían bajar hacia el río de la Plata, para sofocar la revolución de Buenos Aires y los intentos de independencias que se concretarían en 1816.
El 27 de febrero de 1812 creó la bandera, tomando los colores celeste y blanco de la escarapela que ya se usaba como distintivo de una nación incipiente.
Como jefe del Ejército del Norte, movilizó al pueblo jujeño para que –no pudiendo presentar batalla a los ejércitos realistas que estaban en Bolivia y Perú- para que dejara todas sus pertenencias, quemara sus cosechas, y en un heroico éxodo dejara a los españoles las manos vacías, al descender por la puna y encontrar solamente tierra arrasada.
Fue vencedor en Tucumán y Salta, por lo que la Asamblea del año XIII le otorgó un premio por estas victorias consistentes en 40.000 pesos fuertes, algo así como casi 80 kilos de oro. Ese premio no lo tomó para si. Escribió: “He creído propio de mi honor y de los deseos de prosperidad de mí patria destinar los cuarenta mil pesos que me fueran otorgados como premio por los triunfos de Salta y Tucumán para la dotación de escuelas públicas de primeras letras”. Su designio era que se construyeran Escuelas de la Patria en Tarija (Bolivia), Jujuy, San Miguel de Tucumán y Santiago del Estero. La donación de Belgrano fue aceptada por la Asamblea. Pero fueron necesarios 173 años para que una ley previera la creación de las llamadas Escuelas de la Patria, de instrucción primara y jornada completa, en Jujuy y Santiago del Estero, y otorgara fondos para concluir otra en Tucumán.
Belgrano dejó en manos de San Martín, el Ejército del Norte, luego de la derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. En el año 1816 participó activamente del congreso de Tucumán, impulsando a los más remisos a la declaración de la Independencia.
Murió el 20 de junio de 1820 en Buenos Aires, en una pobreza total. Buenos Aires, estaba entonces asolada por las diferencias internas y las guerras civiles, tanto que el día que murió la ciudad tuvo tres gobernadores distintos. Su muerte, en la casona familiar, solo mereció un breve párrafo en el periódico El Despertador Teofilantrópico, el único medio que publicó la noticia: “Triste funeral, pobre y sombrió, que se hizo en una iglesia junto al río, en esta capital, al ciudadano, brigadier general Manuel Belgrano”.
Manuel Belgrano es uno de los próceres argentinos, de los grandes hombres de nuestra conflictiva historia. Es un héroe indiscutido. Es un ejemplo de entrega, a la patria para construirla, forjarla, aunque esto implicara grandes renunciamientos personales.

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