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Escenas de dolor y preocupación.
No quedó nada en pie, hay que empezar de nuevo.
Se espera la solidaridad de la comunidad.
Camiones y personal de la Municipalidad trabajaban en el ordenamiento del desastre que provocó el siniestro ocurrido en la madrugada del martes.
Yamila Silva, Asistente Social, y Sergio Ferreyra, trabajador de la fabrica Vulcabrás, con dos niñas salvaron milagrosamente sus vidas.
El fuego se llevó el esfuerzo, entre la desolación y la contención de vecinos y amigos.

El olor a humo despertó a la mujer poco antes de las 2 de la madrugada del martes. Menos mal que tuvo ese aviso, porque es lo que le permitió despertar a su marido y los dos, tomando las nenas del matrimonio, una de 4 años y la otra de 18 meses, pudieron salir hacia el exterior y pedir ayuda a unos vecinos.
Los Bomberos trabajaron durante cerca de tres horas apagando el incendio. El sol del amanecer mostró el daño provocado por el fuego con toda crudeza: todo se había quemado, no solo el interior de la vivienda sino que hay paredes afectadas, los cielorrasos, celosías, puertas y otras partes de la casa.
Yamila Silva es Asistente Social de la Municipalidad de Coronel Suárez; Sergio Ferreyra es operario de la empresa Vulcabrás. Ambos son una pareja joven de la ciudad, trabajadora como la mayoría, que tiene proyectos, sueños, que con el producto de su labor cada mes, a lo largo del año, va logrando metas para un digno vivir de ellos dos y sus hijas. Tenían un autito y una moto y todo lo que se puede tener en el interior de un hogar.
El fuego lo consumió todo, absolutamente todo. Pudieron ver, en la mañana de ayer, a medida que sacaban las cosas que se habían quemado, que lograron salvarse las camas de las dos nenas, también la de ellos, un roperito con prendas de las hijas pero nada más… el resto lo consumió el fuego.
En la mañana de ayer, mientras eran ayudados por personal del área de Servicios Públicos de la Municipalidad a sacar todo del interior de la vivienda y también por algunos familiares y amigos, la desolación era mucha. Dentro de la angustia por las pérdidas materiales la tranquilidad de estar vivos, porque como decía la suegra de Yamila: “las cosas materiales van y vienen, lo bueno es que ellos dos y las nenas están bien”.
Pero es evidente que necesitarán, para sobrepasar este momento, de la sumatoria de solidaridad. Por un lado de la comunidad, donando lo que puedan, comunicándose para ello con el Departamento de Acción Social de la Municipalidad; pero por otra parte requerirán de la ayuda oficial de la Comuna para poder reparar la vivienda, volver a hacer la instalación eléctrica, lavar paredes, reparar los techos, los cielorrasos, reponer celosías y todo lo que haga falta para que la casa pueda volver a ser habitable.
Esta vivienda la terminaron de pagar hace un año atrás, allí se tejían los sueños y el diario vivir de la familia y donde merecen volver a estar dentro de poco tiempo.