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Lo hizo al ganar un concurso de la fundación “Marchemos por la vida”, que busca crear conciencia de tolerancia en la sociedad mundial.

Tiene apenas 18 años y vivió con sus padres durante un tiempo en la ciudad donde cursó el Secundario en la Unidad Académica “Julio César Lovecchio”.
Aunque desde el año pasado la familia está en Bahía Blanca, por cuestiones laborales de su padre, en realidad la familia Jinkins se siente bien cerca de la comunidad judía de Coronel Suárez, por lo que periódicamente regresan a nuestra ciudad a pasar el fin de semana y a mantener el contacto social que ganaron durante sus años de permanencia aquí.
Una hermana de Federico vive desde hace unos años en Israel, donde integra el Ejército de aquel país.
En el mes de enero de 2012 fue invitado a participar de un concurso en el que tenía que hacer una composición sobre temas como convivencia, tolerancia y discriminación.
El resultado era ganarse el viaje conocido como “Marcha por la Vida”, que se basa en conocer Polonia y luego Israel.
En febrero le estaban comunicando que era uno de los ganadores para este viaje donde se reunieron cientos de personas de todo el mundo para visitar el campo de concentración Auschwitz y luego ir al país que nació luego de la Segunda Guerra Mundial, Israel.
Explica sobre esta vivencia que “no me lo esperaba, viajé en el mes de abril y fue mi primera salida del país. Pude encontrarme con mi hermana el día propio de Marcha por la Vida, cuando se reunieron más de 12.000 personas que recorrieron Auschwitz 1 y 2, en un trayecto de tres kilómetros. Yo tuve la suerte de poder abrazar a mi hermana en el mismo lugar donde en la Segunda Guerra Mundial los padres y los hermanos se separaban, desesperados, porque sabían que los enviaban a la cámara de gas”.
El impacto de esta recorrida fue muy fuerte, le permitió conocer de una forma más vivencial la historia de discriminación y exterminio (no solo para los judíos, también para los gitanos, discapacitados, enfermos mentales, polacos, europeos, etc., todo aquel que no daba con las pretendidas características de la raza aria o que se enfrentaba al nazismo) que le habían contado sus padres y que había aprendido en la escuela.
Al regreso, este joven suarense por adopción tiene un convencimiento más firme del que ya contaba de la tolerancia para poder llegar a una convivencia en paz; con una disposición a multiplicar el mensaje de no discriminación para todos quienes quieran escucharlo.