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Un equipo médico encabezado por uno de los mejores otorrinolaringólogos del país instrumentará un implante coclear.
El grupo profesional estará integrado por el Dr. Mauro Lefevre, quien brindó interesantes precisiones referidas a la historia de los implantes y esta primera intervención que se registrará en nuestro medio.
El paciente es un joven de 21 años oriundo de Henderson.
Era una intervención prevista en Buenos Aires en principio, pero la gestión del Dr. Lefevre fue fundamental para que se lleve a cabo en Coronel Suárez utilizando la infraestructura del Hospital Dr. Raúl Caccavo.

Se trata de una verdadera novedad no solamente para Coronel Suárez sino para toda la región, debido a que se registran implantes cocleares solamente en los centros establecidos para ellos, como el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, de donde proviene el equipo médico que llevará a cabo la intervención en Coronel Suárez este próximo sábado, encabezados por el Dr. Eduardo Hoczman, uno de los mejores otorrinolaringólogos del país, que se ha especializado en este tipo de atención y que además de su tarea profesional médica es conferencista sobre implante coclear en congresos médicos de la Argentina y del exterior.
La presencia de este equipo de profesionales y esta intervención quirúrgica en la ciudad se producen por las gestiones realizadas por el Dr. Mauro Lefevre, quien en varias oportunidades compartió equipo de trabajo con el Dr. Hoczman.
Consultado el Dr. Lefevre comentó que el implante coclear se aplicará en un joven de 21 años de la localidad de Henderson, que tiene hipoacusia severa desde su nacimiento y quien se maneja con lectura labial.
Explica que “el paciente tiene una pérdida auditiva bilateral profunda prelingual desde el nacimiento (nunca incorporó el lenguaje), se maneja con lectura labial y tiene muy poco desarrollo del lenguaje adquirido, solamente algunos balbuceos. La intención es que este joven pueda tener una adaptación a la vida social con una mejor calidad de vida”.
Sobre las características del implante coclear, explica que “es un aparato electrónico que consta de varias partes, internas y externas, que van a ser implantadas en el hueso temporal, detrás de la oreja. Lo que permite es tomar una señal acústica a través de un micrófono, el cual envía la información acústica sonora a un procesador que la transforma en una señal eléctrica por medio de un transmisor que lo remite a un receptor, se envía la señal a los electrodos (serie de puntos electrónicos que van implantados dentro del caracol auditivo) y así se estimulan la terminaciones nerviosas del nervio acústico, que lleva esa señal a los centros del sistema nervioso central que procesan las áreas del lenguaje”.
Agrega que “el implante coclear es algo que se está desarrollando hace muchos años. Los primeros fueron monoelectrodos, luego fueron desarrollándose con más electrodos y hoy en día se implantan 24. Las indicaciones al principio (los sujetos pasibles de recibir este implante) eran muy limitadas y hoy, con el uso de nuevas tecnologías más la experiencia que se ha ido acumulando, se fue ampliando el abanico de posibilidades y de pacientes candidatos a este tipo de cirugías”.
El implante coclear no es el momento más importante y definitivo para que el paciente pueda oír y a partir de eso iniciar el camino del lenguaje. Es en realidad uno de los pasos imprescindibles que se apoya en otros que son determinantes.
Al mes o mes y medio de la intervención quirúrgica, una vez que la misma ha cicatrizado, se hace la conexión que pone en marcha el sistema de electrodos y todo el implante que se ha colocado, ése es el momento en que el paciente comienza a recibir emisiones auditivas, cuando verdaderamente empieza a oír.
Para que pueda traducir esto en el mejoramiento de su lenguaje se ha iniciado para entonces, entre la cirugía y la conexión, una etapa imprescindible de reeducación con fonoaudiólogas principalmente, para lograr traducir esta posibilidad auditiva del implante coclear en una mejora en la calidad de la comunicación a través del lenguaje.
“Fue parte de la evaluación que se hace previa a la intervención quirúrgica” agregó el profesional consultado, “no solo debemos establecer que esté dispuesto a este procedimiento sino que tanto el paciente como su familia estén dispuestos a llevar a cabo todo lo que viene después: la conexión y la rehabilitación y reeducación para que esa señal acústica que él va a recibir le sirva para poder mejorar su comunicación con los demás. Es importante que el paciente tenga predisposición psicológica para recibir el implante y que tenga accesibilidad geográfica para poder llevar a cabo la rehabilitación. En este caso la familia, después del implante, tendrá que viajar algunas veces a Buenos Aires y después se establecerá la posibilidad de continuar aquí la reeducación. En este caso particular, de este joven, nuestra expectativa es que a través de ese implante pueda recibir sonidos que le ayuden a deletrear la lectura labial, sonidos que hasta este momento no escuchaba. No tenemos muchas esperanzas de que pueda desarrollar un lenguaje porque tiene muchos años y si bien depende de la plasticidad particular que pueda tener para ello, sabemos que probablemente no alcance a desarrollar un lenguaje complejo, pero sí que pueda distinguir una bocina, el ruido de un tren, un grito, un portazo, que antes no escuchaba, y que pueda detectar además un sonido que va a unir con la lectura labial que hasta ahora viene haciendo y a partir de allí enriquecer su actual forma de comunicación”.