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El camino y la fuerza de superación que se obtiene a través del mensaje de Jesús.
Presenciamos una ceremonia de celebración evangélica.
También un ensayo del grupo “Inmolados” para el espectáculo del sábado venidero.
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En la Unidad Penitenciaria Nº 19 de Saavedra, donde la Nueva Radio Suárez fue invitada especialmente a conocer sus dependencias y transmitir a la audiencia de toda la región una experiencia reveladora de su funcionamiento, encontramos por ejemplo varios pabellones, cinco en total, donde se ha formado una comunidad evangélica.
Al recorrer uno de ellos, identificados como Fase I, II y III (para los que recién ingresan, los que están en una etapa de transición y aceptación y los que siguen el camino que marca Jesús a través del Evangelio), llegamos justo en el momento de una ceremonia de celebración, por lo que un numeroso grupo de internos, a cargo de uno de los guiadores, también interno como ellos, se encontraba concentrado en las oraciones de media mañana.
Fuera de ese lugar, en una zona de patio y jardín, donde hay una especie de anfiteatro, una de las bandas de rock de la Unidad Carcelaria estaba haciendo un ensayo para la fiesta que tendrá lugar el próximo sábado.
Conducidos por el Pastor Rodrigo Báez, que desde los 15 años pasó por diferentes cárceles del país, estando libre solo 9 meses a lo largo de 19 años y quien sintió en un momento el llamado de Dios y se sumó a la Iglesia Evangélica, convirtiéndose él y su esposa, que vive en Saavedra desde hace unos años, el grupo “Inmolados”, de rock bien fuerte, practicaba algunas de las canciones que estarán tocando el próximo sábado.
Esta comunidad evangélica dentro del Penal reúne a alrededor de 300 internos, son aceptados los miembros por los mismos integrantes y en caso de registrarse algún incidente o una no adaptación de alguno de ellos se le solicita a las autoridades que los pasen a otro pabellón.
En forma continua se hace mención y análisis profundo del camino que conduce hacia Dios, buscando obedecer sus enseñanzas.
Se hace también una revisión de las propias conductas, aceptación de los errores cometidos y la elección hacia un camino diferente, con mayor responsabilidad sobre la propia vida, con dedicación y cuidado de su familia.
Cuando la banda de rock termina de cantar la canción “Te perdoné”, en homenaje al Día Mundial del Niño por Nacer que fue el sábado, se escuchan cerca, fuera del cerco perimetral, las voces de “hurra” de cuatro niños que desde una calle lindante, ubicados con pancartas, gritan ¡Aguante Inmolados!
Son los hijos del Pastor Báez, de 13, 10, 7 años y otro más pequeño de 15 meses, que han venido a seguir el ensayo acompañados de sus pequeñas mascotas, un perro y un gatito, los que portan en brazos.
Viven con su mamá en la localidad de Saavedra para estar cerca de su padre; la madre con actividades pastorales en la comunidad, donde atiende una copa de leche a la que concurren alrededor de 30 niños cada tarde; mientras su padre realiza tareas pastorales dentro de la cárcel, esperando la libertad que obtendrá dentro de aproximadamente dos años.
Luego de la conferencia de prensa, la oportunidad es propicia para conversar con otro interno que está hace muchos años en la Unidad, a pesar de sus menos de 50 años de edad: Marcelo Ruiz Díaz.
Cuenta en pocas palabras su vida: desde los 18 años que robaba con la inconsciencia que le daban las drogas y el alcohol.
Aunque le cuesta hacerlo reconoce que tantos años de cárcel tienen que ver también con que cada vez más fue agravando los delitos cometidos, hasta llegar incluso al homicidio.
Estaba en la Cárcel de Bahía Blanca realizando una huelga de hambre que llevó a cabo por alrededor de 84 días, reclamando cosas que, ahora analiza, eran injustificadas, cuando de repente le llegó el traslado para la Unidad Carcelaria de Saavedra.
Para quienes no creen se trató de una equivocación, un error del sistema. Este hombre que cree firmemente en Dios interpreta que Jesús puso la mano, para que pudiera encontrar el camino hacia él, porque en un momento, estando en Saavedra, se dio cuenta que tenía un único camino posible para transitar y era el de los Evangelios.
Esto cambió su vida, le permitió aceptar su propia historia, aprender de los errores, perdonarse por las equivocaciones y entender que puede pensar en otro tipo de vida, en otros proyectos, mientras sigue por muchos años más en la cárcel y para cuando logre la libertad, después de cumplir la condena.