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Licenciada Cristina Otamendi, Patricia Arce, Norma Felipovich de Broto y Susana Schnegelberger.
Con “Estudiantina” cerró el calido acto.
“Abrazaron esta profesión con la pasión y la responsabilidad de los grandes educadores y la vida la construyeron en este colegio, en las aulas y en cada lugar donde se hablaba de educación”.
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A medida que transcurrían los minutos el amplio salón de la Unidad Académica Dr. Julio Cesar Lovecchio se cubría de emociones, reencuentros, calidas miradas y fue inevitable que las lagrimas en los rostros de autoridades educativas, profesores, docentes, alumnos y publico en general comenzaran a aflorar, al igual que innumerables recuerdos de tantos años compartidos, vividos intensamente, en épocas de grandes transformaciones para el establecimiento, como así también para el proceso educativo.
Todo pasó y las cuatro, con sus historias personales, fueron capaces de ganarse el mejor titulo que ostentan hoy y que se reafirmó con las palabras acertadas de despedida que pronunció la Profesora Graciela Saint Julien, cuando las identificó como “Señoras de la educación”.
Antes de comenzar el calido acto ya Norma Felipovich, Cristina Otamendi, Susana Schnegelberger y Patricia Arce demostraban ansiedad y nostalgia por todo lo que se venia, que no era nada mas y nada menos que la cosecha de tantos año compartidos abrazando una vocación, mostrando a lo largo de sus carreras el deseo siempre vivo de confiar en la posibilidad de educar, porque genuinamente “creen en el valor de la escuela y su papel formativo”, como expresó quien tuvo la responsabilidad de pronunciar el mensaje central de la despedida, después del acto protocolar de inicio del ciclo lectivo 2012 del Instituto de Formación Docente Nº 160 de la Unidad Académica Dr. Julio Cesar Lovecchio, todas ellas formadas bajo la fuerte personalidad del recordado rector, quien supo trasferirles el amor y la pasión que pusieron de manifiesto a lo largo de su trayectoria.
Además de las cuatro agasajadas y las actuales autoridades del establecimiento, fue notable advertir la presencia de otras figuras que han sido motores genuinos del colegio, como es el caso de Liliana López de García, Celica Salamero, Graciela Tamalet de Fuhr y Norma Montes, todos verdaderos símbolos de la educación suarense en etapas brillantes, donde sus personalidades forman parte de la vida y la historia no solo de la Unidad Académica o el Colegio Nacional, sino de la educación de Coronel Suárez.
Después del mensaje de Graciela Saint Julien vino el momento de la entrega de presentes recordatorios por parte de la Asociación Cooperadora de la institución, los aplausos de pie y las emocionadas palabras de las cuatro profesionales.
La Profesora Saint Julien fue precisa a la hora de definir cada una de las personalidades, como así también las características de sus gestiones, pero afirmó con toda certeza que “en este momento de mi vida personal cobra un inmenso valor, porque me lleva a reconocer la importancia que encierra en mi carrera docente la calidad de las relaciones que uno va entretejiendo en el día a día en la escuela, donde me hice docente con ustedes, aprendí esta profunda tarea de educar junto a ustedes, compartiendo tareas e ideas, diseñamos y ejecutamos proyectos, trabajando codo a codo en la gestión que aquí se brinda”.
“Sueños, preocupaciones, alegrías, éxitos y fracasos, son infinitas las escenas y pensamientos que me llevan a decir que con ustedes compartí la vida y puede parecer como exagerado, pero creo que ustedes compartirán conmigo esta expresión, porque no se trata de personas que trabajaron como docentes, sino que Cristina, Patricia, Susana y Norma abrazaron esta profesión con la pasión y la responsabilidad de los grandes educadores y la vida la construyeron en este colegio, en las aulas y en cada lugar donde se hablaba de educación” expresó la docente en su discurso calido y preciso que invitaba a la reflexión y a la valoración de todo lo que ofrecieron a la profesión.
“Mostraron a lo largo de su carrera el deseo siempre vivo de confiar en la posibilidad de educar, porque genuinamente creen en el valor de la escuela y su papel formativo, porque cada una de ustedes lo ha demostrado desde su lugar y puesto de trabajo. En la época que vivimos ello no es moneda corriente, la crisis del sistema y de nuestro tiempo social ha dado lugar a que la tarea formativa no siempre quede en manos de agentes que sean formadores en términos pedagógicos, pero estas Señoras de la educación escapan a esta categoría” concluyó la Profesora Saint Julien, para luego abrazarse de manera interminable con cada una de las figuras que eran despedidas para iniciar la etapa de la jubilación en absoluta plenitud.
La canción “Estudiantina” marcó el final del acto, con innumerables saludos, emociones e eternos abrazos.