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Acaba de cumplir 98 años.
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La semana anterior cumplió 98 y como desde hace 9 años, cuando celebró los 90, Miguel Fernández le volvió a festejar el cumpleaños con una fiesta campera, para rodearlo de hombres y mujeres que mucho saben del trabajo de la tierra, de lo que el campo pide y entrega, para que Don Ismael volviera a respirar el aire puro y a sentir la vibración que produce una pialada, una jineteada y los versos surgidos de una guitarra, un bombo y un violín.
Temprano en la madrugada se había prendido el fuego en un enorme tronco que estuvo encendido durante todo el día, brindando calor en la Estancia Santa Clara.
Para cuando llegaron la mayoría de las 400 personas que tomaron parte del acontecimiento, ya estaban despidiendo olor a carne asada a leña los asadores que tenían carne de vaca, de ciervo y también de ñandú.
Mientras la gente esperaba para sentarse degustaron unas sabrosas empanadas de avestruz, al calor del sol que el domingo último llenaba el lugar y se colaba entre las sierras cercanas y la arboleda.
En la tarde hubo pialada de terneros, jineteadas de los jóvenes domadores y de los que con un poco más de años tienen historia en el ramo, como Emiliano Gardiner por ejemplo, y buena música de parte de solistas y grupos que habían sido convocados para la ocasión.
Mientras tanto, Don Ismael Campusano disfrutó todo el festejo. Con sus 98 años, y a pesar de la silla de ruedas que utiliza desde hace un corto tiempo, está jovial, con la memoria intacta y los recuerdos bien presentes.
Habiendo soplado tantas velitas recién ahora se da licencia, cuando se le pregunta sobre sus logros como domador, para decir “hice lo mío”, mientras no deja de repetir a quien quiera escucharlo que “hay que creer en Dios, rezar a la Virgen y dar la bendición a todas las personas que se nos cruzan en el camino”.
Así es como siente hoy un hombre de 98 años que tiene historia y renombre de domador en territorio bonaerense.