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El Proceso en Coronel Suárez.
Por Eduardo Landera.
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Al cumplirse un nuevo aniversario del movimiento
cívico-militar, como muy bien se lo define hoy al del 24 de marzo del 76, quisiera reiterar unas líneas que ya publicara en su diario hace unos años que, espero, sirvan a la juventud para complementar una “memoria” tan distorsionada como la actual y a mis contemporáneos para refrescar un poco la suya.
El período que va del 24 de marzo de 1976 al 12 de octubre del 83 no ha sido evaluado justicieramente en nuestro medio. Cualquier expresión al respecto viene teñida de pre-juicios y tiene adosada una etiqueta impuesta por toda la comparsa armada desde las izquierdas para descalificar esa época.
No obstante, el Proceso, (hoy designado dictadura militar para des-calificarlo) hizo tanto por Coronel Suárez que el silencio oficial obli-gatorio es impotente para ocultarlo.
Luego de un breve interregno, en el que fuera designado el coman-dante de Gendarmería Atero; y ante una interna furiosa que se des-encadenara entre varios civiles suarenses para lograr ser designa-dos nuevo intendente, algunos vecinos solicitaron al jefe del Batallón de Arsenales Angel Monasterio, que se enviara a un jefe militar. Pugnaban por ser nombrados entre otros, un ex intendente de tiem-pos de la Revolución Argentina y también conspicuos dirigentes del radicalismo de ayer y de hoy.
No olvidemos que el Proceso designa dirigentes radicales en más del 60% de los distritos de la Provincia, cosa que sucedió en la ma-yoría de los movimientos militares a partir de la Revolución Liberta-dora.
Finalmente arriba a la Ciudad el Cnel. Lucio V. Pedernera y su espo-sa, (Titola para los más allegados). Pedernera era descendiente del ayudante de Lavalle, aquel que debió descarnar sus restos en el épico exilio de su legión hacia Bolivia.
Comenzó aquí a relacionarse con vecinos, de entre estos mismos formo su pequeño gabinete y echo manos a la obra sin descanso hasta el día de su despedida. Dejo un recuerdo personal grato entre quienes le conocimos, pero por sobre todo, dejo señas imborrables de efectividad, de trabajo fecundo, creativo, impulsivo. Ayudó a pen-sar distinto a quienes le rodeaban. Puso en la mente de todos con-ceptos nuevos como el de Subsidiariedad del Estado, materializada en que el Estado no debe hacer aquello que pueden hacer los parti-culares. Que los municipios deben hacer todo lo que este a su al-cance y que la beneficencia privada siempre es más eficiente. Que los intendentes no deben ser mendigos de la coparticipación central y que se debe ser honesto, sencillo responsable y eficiente en la función pública.
Obras como el Barrio Banco Provincia, el Barrio Aramburu, el FO-NAVI, la adquisición del terreno lindero al Club Boca Juniors para construir allí un parque municipal y un polideportivo. La iniciación de un edificio en convenio con la provincia destinado a un centro cultu-ral de jerarquía con salas de exposiciones, un microcine, teatro y aulas para todas las actividades y escuelas que iniciara la municipa-lidad vinculadas a la cultura. Transformado hoy en oficina pública en los fondos del palacio municipal.
El aeropuerto y su pista pavimentada, pensando en un Coronel Sua-rez del futuro. El parque industrial construido con sueños de progre-so y crecimiento industrial para las futuras generaciones. La Termi-nal de Ómnibus, Los desagües pluviales que terminaron con inunda-ciones enormes del pasado. Ampliación de la red de gas, continua-ción de la red de aguas corrientes. Pavimentos, cordón cuneta. La extraordinaria subestación de energía eléctrica sobre la Ruta 85 al fondo de la Av. Teodosio Alaniz que permitió construir todo el desa-rrollo industrial en los treinta años que siguieron.
Su obra más trascendente fue sin duda el Hospital Municipal. Allí un equipo de médicos encabezado por los Dres. Anasagasti y Giménez, secundado por la comunidad de Hnas. Del Verbo Divino y un grupo de enfermeras formadas por ellas, echaron las bases de la medicina moderna en nuestro medio.
El hospital, construido basándose en un proyecto magnifico encar-gado a Costa y Asoc. Mostró por primera vez en muchas décadas quirófanos nuevos, Terapia Intensiva, y una disciplina de trabajo a la altura de los mejores centros médicos. Ha sido mutilado en diversas oportunidades con improvisaciones sin quedar muy en claro muchas veces las virtudes de algunas de ellas. Lamentablemente, las viejas instalaciones del hospital tuvieron un mal final, invadidas desde su-cesivos gobiernos por un enjambre de oficinas públicas.
En ese entonces y gracias a la influencia de varios vecinos apoya-dos incondicionalmente por el municipio, se radica en nuestro medio la empresa GATIC, (Adidas para la gente). Esto significo una verda-dera revolución social en Coronel Suárez: Miles de jóvenes pasaron de oficios como el servicio domestico y las labores rurales a la acti-vidad industrial planificada, al trabajo en serie de nivel internacional. Recibieron entrenamiento y educación, se comenzó a hablar en un idioma empresarial. Los sueldos industriales le cambiaron la vida al distrito y su gente. Suárez nunca volvería a ser el mismo. En diver-sos torneos mundiales de fútbol los jugadores lucían equipos con-feccionados en Suárez.
Las contingencias económicas que sufriera luego la empresa, que la llevaron a la quiebra provocada por dirigentes pésimamente aseso-rados, hicieron que muchos olvidaran todo lo que Backchellian hizo por Suárez y lo que Adidas nos dejo.
Y particularmente casi nadie recuerda que todo eso sucedió durante el Proceso.
La guerra civil fue aquí un rumor, como un trueno lejano que apenas llegaba del horizonte. La comunidad vivió tiempos de crecimiento inédito. Luego vinieron tiempos malos para la economía, como su-cede cíclicamente en la Argentina. Pero las obras, las reformas, las nuevas generaciones industriales quedaron para recordarnos que en los 70, Coronel Suárez fue mucho más grande, allí se inició una eta-pa de crecimiento extraordinario.
En parte se debió a que no intervino la pequeña política en esas obras y realmente se hizo lo que hacia falta sin considerar los votos que podía proporcionar en una futura elección.
Alguno que otro de sus funcionarios trabajó luego bajo distintos mu-nicipios, sin demasiado principismo por el color político de cada uno.
Y, curiosamente, quienes en ese entonces estaban listos para ser designados intendentes o funcionarios, han pasado mas tarde a de-nostar a aquella administración haciendo cínicamente sonoras gár-garas de democracia representativa. Cosas de la política.
La fecunda labor de seis años del Coronel Pedernera y su pequeño equipo; y la gobernación del Gral. Ibérico Saint Jean, más tarde o más temprano, tendrán su reconocimiento público.
Lo dice alguien que no tuvo ninguna actuación oficial en ese ni en ningún gobierno.