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“Soy mamá por igual de mis tres hijas, tengan o no Síndrome de Down”.
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El miércoles fue el Día Internacional del Síndrome de Down, jornada pensada para poner la mirada y reflexionar sobre las personas que tienen esta problemática y en busca de la inclusión y la definitiva aceptación de la diversidad.
La Nueva Radio Suárez habló con Mariela Schwab, que es mamá de tres niñas: María del Pilar (10 años), María Victoria (8 años) y María Lucía (6 años).
La mayor de sus hijas tiene Síndrome de Down, diagnóstico que los médicos le dieron cuando tenía un mes de vida.
“Soy mamá de las tres y a partir de tener mi segunda hija me di cuenta que Pilar es como cualquier hijo; soy mamá por igual de mis tres niñas, tengan o no el Síndrome. Cuando nos dieron el diagnóstico se nos vino el mundo abajo, nosotros nacimos en una generación donde los chicos con Síndrome de Down se los ocultaba, no se los mostraba, no tenían una vida normal. Gracias a Dios ahora es otra cosa”.
Agregó que “cuando llegó el momento de plantearnos la posibilidad o no del jardín maternal la anoté en el Colegio San José; hizo toda la etapa de maternal y el jardín como el resto de los chicos, con un grupo de niños y de padres maravillosos”.
“Hoy, luego de tanto camino transitado, sacando todos esos prejuicios que a veces todavía hay en la sociedad, hemos comprobado que nuestra hija es una persona como cualquiera, no hay normalidad ni anormalidad, es una persona que tiene derecho a la vida como todos nosotros. No sé quien marcó la diferencia. A nuestra hija algunas veces le tenemos que enseñar las cosas dos veces, pero al final la aprende igual o mejor que las hermanas. Con un proyecto adecuado a ella en la escuela va bárbaro: sabe sumar, restar, leer, escribir” comenta la mama de Pili.
Orgullosa cuenta que “aprendió a leer en primer grado y ahora lo hace mejor que las hermanas. No está bien comparar, pero a veces es imposible no hacerlo: cuando nos dieron el diagnóstico para Pili nos asustaron, nos dijeron que tenía un techo, que no iba a poder llegar a algunas cosas. En ese momento nos miramos y nos dijimos que nuestra hija va a ser igual que el resto y así es. Nuestra hija es nuestro pequeño genio, es brillante, nos demuestra que todo lo que ella se propone lo logra. Aprendimos un montón en este proceso; el hijo va creciendo y aprendiendo y nos enseña en el día a día, demostrándonos que todo se puede. Entre otras cosas nos enseñó a tener paciencia y a decir te quiero”.