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Una Fiesta cuyo significado ha perdurado a través de los siglos.
Beba Pogost fue consagrada la “Reina Esther” y Mariano del Prado el Rey.
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Purim ha sido, desde siempre, una fiesta popular entrañable para todos los judíos. Aún aquéllos indiferentes a las festividades tradicionales, reciben la de Purim con beneplácito y le dedican ágapes, festejos y representaciones dramáticas.
Tal vez esto se daba al hecho de ser Purim una fiesta referida a la existencia misma del pueblo judío. Ella nos recuerda de que manera los judíos lograron evitar una catástrofe y mantenerse unidos en momentos de grave peligro. En esas circunstancias, el pueblo entero aunó esfuerzos, apartó la desgracia y se sobrepuso al enemigo que pretendía "lehashmid, laharog ul-abed" ("exterminar, quitar la vida y llevar a la perdición").
En nuestra ciudad la conmemoración se llevo a cabo el sábado pasado en las instalaciones de la Asociación Israelita con la participación activa de miembros de la colectividad quienes bailaron y desfilaron ataviados con especiales disfraces donde sobresalieron ingeniosas y creativas personificaciones.
Beba Pogost, vestida como chinita, fue consagrada “La Reina Esther”, un reinado que ya habia logrado en otras épocas por los años 47/48 y el privilegio de ser Rey recayó en el maestro bíblico Mariano Del Prado.
Grandes y chicos dieron vida a este festejo bien típico de la colectividad.