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El recuerdo de un prócer argentino que construyó la Patria en tiempos en que el honor y la hidalguía estaban bien presentes.
Dejaron expresivas reflexiones el Cura Párroco Diego Kessler y Mario Clausen, en representación de los Veteranos de Guerra de Malvinas.
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El recuerdo de la figura de don Manuel Belgrano le correspondió al Padre Diego Kessler, quien recordó que los colores que lo inspiraron fueron los de la escarapela que ya estaba en uso.
“Su conducta fue siempre clara y recta. Desde el comienzo de su vida y hasta su muerte fue coherente con sus ideales. No hacía otra cosa que llevar a cabo y hasta el final lo que él era: una persona comprometida con la vida. La profunda convicción de los ideales le brotaba de la fe que no sólo había recibido sino que también profesaba. Personas como éstas son las que tenemos que mirar, admirar y seguir su ejemplo para fundar una sociedad y una cultura en la verdad y la justicia”.
“A lo largo de toda su vida desarrolló en sus más diversas actividades una integridad que trató de llevar adelante consigo mismo y con los demás; una unidad entre la fe y la razón, impregnadas en la vida diaria. Manuel Belgrano era un hombre de honor. El honor en esa época todavía significaba algo y tenía que ser respetado. Belgrano se encargaba de que no quedara solo en palabras o en convicciones vacías, sino que lo hacía cumplir a todos los que tenía bajo su mando”.
Estas fueron parte de las sentidas palabras que expresó el Cura Párroco de Coronel Suárez, al momento de hacer uso de la palabra.
Previamente, Mario Clausen, en nombre de la Asociación de Veteranos de Guerra de Malvinas, había destacado lo que implicó para las tropas reunidas a orillas del río Paraná ver flamear la Enseña Patria, la que nos acompaña desde entonces como símbolo de unidad y que preside cada acontecimiento trascendente en la vida nacional, en cada hecho donde Argentina ha estado presente.
Su alocución la cerró con un grito de “Viva la Patria”, que fue respondido de igual manera por todos los concurrentes.