Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
   
Como se pide.
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"27 de febrero: a doscientos años de la creación de nuestro Emblema Nacional”.
La evolución de la Bandera está vinculada con el desarrollo del país que representa.
Así, preside desde los actos escolares hasta las fiestas deportivas.
¿Pero cuál es verdaderamente su origen y significado?.
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El sentido práctico de Belgrano y los temores políticos del Triunvirato marcaron los primeros años de nuestra bandera. Esta, en realidad, no era más que la extensión de un símbolo más pequeño que, también gracias a Belgrano, ya distinguía a los patriotas. La escarapela nacional, cuyos orígenes estarían vinculados a la Revolución de Mayo, había nacido en 1812. El 13 de febrero de ese año, Belgrano le propuso al Triunvirato la adopción de una escarapela celeste y blanca. El motivo era muy sencillo: diferenciar a las tropas patriotas que enfrentaban a los realistas. Así es como la idea fue aprobada por decreto y las tropas adoptaron la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata
. El 27 de febrero, junto al río Paraná, en las baterías Libertad e Independencia, Belgrano presentó la primera bandera celeste y blanca. Los soldados le prestaron juramento y Belgrano comunicó al Triunvirato: "Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional".
Cuando nuestro prócer creó la bandera pensó en contar con un emblema que distinguiera su ejército de las tropas enemigas y también diferenciara al país naciente de todas las naciones. Quería que sus soldados llevaran al combate un símbolo propio que les recordase su juramento de ofrendar la vida por la patria.
A pesar de las vicisitudes de la época, no vaciló en llevarla en triunfo por todos los caminos de América del Sur y por todos los mares de la Tierra. Para decirlo con el poeta insigne, la bandera argentina jamás tremoló sobre el dolor de los vencidos sin recibir al mismo tiempo la bendición de los libertados.
Un emblema que inspiró los esfuerzos de la emancipación, convirtió a los niños en hombres decididos a brindar la vida en su defensa, flameó en las selvas y en los montes; en la pampa inmensa y en las inmensidades oceánicas; cubrió en su infortunio a los héroes de Malvinas, presidió la cotidiana hazaña de educar, ennobleció el esfuerzo del trabajo, acompañó en las proezas deportivas; en suma, alentó y alienta la existencia de los hijos de este suelo acogedor.
Por eso se la denomina el símbolo máximo de los argentinos. No hay otro emblema que nos identifique de manera tan raigal, que nos envuelva y proteja con una sensación de seno materno, como la bandera. Signo de unión; garantía de igualdad en la diversidad; expresión de abrazo desinteresado para los que llegaron de las más remotas latitudes en busca de pan, trabajo y libertad, fue el lazo que anudó vigoroso los anhelos y esperanzas de argentinos y extranjeros.
La bandera es lección, mensaje y desafío. En sus pliegues se resume lo que fuimos; lo que se logró a fuerza de fe y perseverancia; lo que somos como pueblo que padece pero sueña con el porvenir de prosperidad que promete nuestra enorme riqueza; como comunidad que confía en alcanzar una concordia nacida de la honradez de gobernantes y gobernados, del respeto por la ley y de la vocación hacia el bien común de cada componente de la sociedad. Y lo que seremos cuando sepamos oír claramente las voces de la historia e imaginar y transitar día a día por caminos nuevos.
Una bandera es una dirección hacia dónde mirar, un horizonte hacia dónde ir, un signo donde clavar la vista para no desviar el camino. "El águila guerrera", la paloma blanca que se recorta sobre el cielo azul de esta tierra entre nieves eternas y mieses de color sol; la perenne novia de los soldados de la independencia, la "bandera idolatrada" a la que se canta en las escuelas, ondea al celebrar su día para recordar la magnitud de la tarea que nos espera.
Aquí está, como el cielo
refulgente, ostentando
sublime majestad, después
de haber cruzado el Continente,
exclamando a su paso:
¡Libertad! ¡Libertad!
¡Libertad!
Guillermo C. Sol - Concejal U.C.R.

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