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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ¿Un poquito de celos hace bien? La pregunta se la hicimos a la Psicóloga Silvia Menéndez, quien respondió: “Una pizquita. Pero es como pedirle a los hipertensos que les gusta la sal que usen solo una pizquita. Manejar una dosis pequeña de celos (que le pondría un poquito de sal a la relación) es casi imposible, porque básicamente la persona celosa es insegura y a quien lo es no se le puede pedir que sea un poquito inseguro y al resto de su inseguridad lo haga desaparecer”. “Lo que tiene que hacer la persona es ponerse a laburar en torno a su inseguridad. Si cela tanto es porque teme perderte, si hay temor de perder a quien se quiere es porque no se cree a la altura de las circunstancias y cualquier otro pasa a ser un potencial peligro. Si la persona está segura de sí misma, está segura que captó la atención del otro, no le va a importar todos los otros que pasen alrededor” expreso la Psicóloga. “Una pizca de celos sería ponerse un poquito molesto por la cercanía de un posible rival del amor que consiguió; pero no lo desborda, no lo saca, no lo desquicia. Hay que pensar que frente a una actitud celosa que se transforma en patológica puede terminar inclusa hasta en la muerte. Pero atención, los celos pueden ser producto de una inseguridad de uno depositada en el otro, pero también en la fantasía no concretada. Para que se entienda, muchas veces los celos parten también de una infidelidad que está en el pensamiento o que fue concretada en la acción. Entonces, si uno lo ha hecho empieza a temer que el otro también lo pueda llegar a cometer; como no confía en él porque fue infiel teme que el otro haga lo mismo”. En torno a las relaciones de amor que enferman, la Psicóloga Silvia Menéndez apunta que “hay que tomar en cuenta que somos responsables de la mayor parte de las cosas que vivimos, lo somos de la posición que asumimos con las situaciones que nos tocan vivir, felices y de las otras. El eje de la vida de uno es uno mismo, si le damos el lugar al otro le estamos otorgando la responsabilidad de nuestra felicidad o de nuestra tristeza. Para que se entienda lo que estoy diciendo, pensemos en alguien que legítimamente le dice al otro que no lo quiere más. Entonces este otro empieza a decir, a pensar, a sentir “me arruinaste la vida”, es haberle dado al otro el timón de nuestra vida. Volvemos a la cuestión de la autoestima: si sabemos dónde estamos parados, lo que queremos, lo que somos, hacia dónde vamos, las vicisitudes de la vida, de la relación con los otros nos van a cimbronar, pero no nos van a desmoronar”. “Hay que tomar en cuenta que en cada relación yo soy yo y vos sos vos; ¿se acuerdan de los dos medios corazones que se regalaban entre novios hace unos años? Eso es un espanto: cada uno no tiene un medio corazón, tiene uno completo que en todo caso confluyen y si un día nos desunimos cada uno se queda con el propio. Uno no se queda con medio corazón, media vida; en todo caso se queda dolida, pero con un corazón completo y una vida entera para seguir viviendo. La profesional concluyó expresando que “en cada relación el otro no es la mitad nuestra; en todo caso es nuestro compañero, el que camina al lado hasta que los dos queremos seguir caminando juntos. El amor legítimo y saludable siempre es lindo. Implica ceder, negociar, perder. Implica un trabajo. Esa historia que el amor es rosa no es real; involucra primero un trabajo sobre uno mismo, primero quererse uno para poder querer bien al otro”. |
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