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Un grupo comprometido con la prevención.
Próximo objetivo: la implementación de una línea telefónica.
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Lo dijo María Antonia Urruti, del grupo de prevención del suicidio Suárez Cuida la Vida, que este año 2012 seguirá trabajando en esta cuestión, en procura de despertar conciencia en la población, hablar correctamente de un tema que es difícil y que muchas veces tiende a ocultarse como si la problemática no existiera.
“La intención es seguir creciendo, centrándonos en la prevención; sigue en pie la idea de atender a través de una línea telefónica a las personas que están en crisis. El grupo se ha consolidado, hemos trabajado mucho a lo largo del año; hay una profesional que viaja a Buenos Aires a formarse y que ya estaba en la cuestión desde hace tiempo, en fin, en este sentido estamos muy contentos porque nos iniciamos por un impulso ante la problemática del suicidio y nos hemos fortalecido. Para los primeros meses de este 2012 volveremos a hacer la capacitación que se llevó a cabo el año pasado, en esta oportunidad incorporando un profesional que se ocupa sobre todo de las familias que requieren mucha atención y contención”.
Explicó que “el silencio es malo, pero hay que hablarlo de la manera adecuada. No se puede negar la realidad sobre una temática tan dolorosa y difícil, pero al momento de expresarlo se debe hacer con la adecuada profundidad, seriedad y en el contexto que corresponde. Hay que informar cuando un hecho de suicidio sucede, pero se deben evitar los detalles. En cambio debe hablarse del dolor que esto produce en las familias, en los cercanos y que hay caminos para pedir ayuda y profesionales a los que acudir en el hospital”.
La profesional aclaró que “hay que darle importancia al suicidio porque el que tiene este dolor si no encuentra donde acudir, donde canalizarlo, se siente muy solo. Por eso es primordial transmitir que hay mucha gente dispuesta a acompañarlos; hay que animarse a hablar de esto, animarse a preguntarle a una persona que se ve angustiada qué siente, qué tiene. Alguien que está en una situación de riesgo, de una crisis profunda, que lo pueda poner en palabras es un paso muy importante. No como quien escupe una amenaza, sino como alguien que se sabe escuchado. Por eso hay que dar lugar a ponerle atención, prestar el oído, sabiendo que la situación por la que atraviesa una persona que tiene la idea del suicidio en su mente, lo que le preocupa, empaña todo lo otro, por eso la escucha tiene que ser con respeto a quien transita ese dolor. Hay que saber que si trabajamos juntos, si pedimos ayuda, si buscamos profesionales adecuados hay salida”.