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Un poco de historia.
Para recordar los sucesos que dieron lugar a la Declaración de la Independencia.

Lo que sigue es parte de la nota con la Profesora Consuelo Lovecchio, en lo referido a los sucesos que dieron lugar a la Declaración de la Independencia.

“Lo que termina en 1816 se inicia en 1810. Hay que tomar en cuenta que en mayo de 1810, lo que se produjo más que una revolución fue un movimiento, que tuvo lugar en Buenos Aires, con hombres de Buenos Aires, sin participación popular. La frase “el pueblo quiere saber de que se trata” es verdaderamente cierta, porque la gente veía los movimientos de toda la semana, que iban y venían entre el Cabildo, las casas de la gente aristocrática de la época y la Jabonería de Vieytes, y entonces se congregaron frente al Cabildo queriendo saber que pasaba”.
“La invitación a participar que se hizo el día 23, los criollos manipularon las invitaciones y las hicieron llegar a todas aquellas personas que sabían estaban de acuerdo con destituir al Virrey. Es decir no fue una revolución propiamente dicha, porque esta se da cuando hay todo un movimiento popular de fondo como la rusa, la mexicana. En nuestro caso eran los ilustrados de la época, más lo que sucedía en Francia –soberanía popular, igualdad ante la ley- que prende en los intelectuales de América, quienes aprovechando la invasión napoleónica a España, resuelven iniciar el primer gobierno patrio. No dijeron que cortaban relaciones con el Rey, lo hicieron todo en nombre de Fernando VII. Tendrían que pasar 6 años para lograr la independencia.
Hay que tomar en cuenta que entre el 25 de mayo de 1810 y el Congreso de Tucumán en 1816 se produce en el medio la Asamblea del Año XIII. Es de muchísima importancia, porque esa Asamblea, por primera vez se declara soberana, no nombra más a Fernando VII. Nombra Las Provincias Unidas del Río de La Plata. Y toma medidas como si fueran independientes. Y hay dos personajes en esta Asamblea que son muy importantes: San Martín y Alvear. Uno de ellos –San Martín- lucha por la independencia, y Alvear, que tenía intereses personales, no quiere la independencia. San Martín debe ir a pelear con el Ejército del Norte, y Alvear aprovecha para dilatar la declaración de la Independencia. A pesar que hubo manejos de Alvear para no permitir el ingreso de representantes como Artigas, de la Banda Oriental, y de otros, que estaban a favor de declara la Independencia, la Asamblea del Año XIII, toma medidas muy importantes, referidas a cuestiones económicas, políticas, de derechos humanos. Pero no hay ni constitución, ni declaración de la independencia, a pesar de las manifestaciones a la distancia de San Martín en este sentido. Luego de idas y venidas se resuelve reunir el Congreso, en Tucumán, que era el lugar geográficamente mejor dispuesto para las distancias y los transportes de la época, y con la intención de descentralizar los sucesos que siempre ocurrían en Buenos Aires.
Lo que se inicia en Tucumán en 1816, y va a terminar años después en Buenos Aires en 1820, es el Congreso General Constituyente. Es decir tenía como finalidad declarar la independencia y establecer una constitución. La realidad es que finalmente en 1853 tuvimos una Constitución Nacional aceptada por todos.
El Congreso, una vez iniciado va renovando las presidencias, con diferentes diputados, y en el mes de julio, quien era presidente del Congreso, era el diputado por San Juan Narciso Laprida, quien le tocó en suerte pasar a la historia por la jornada histórica del 9 de julio. Como sale en las pinturas de la época, así sucedió el 9 de julio de 1816: todos de pie, gritando la Independencia de los Reyes de España, de sus sucesores, y de toda potencia extranjera.
Después viene el debate sobre que forma de gobierno van a tomar si republicana o monárquica y es ahí donde el representante por San Juan Fray Justo Santa María de Oro –un iluminado de la época, un demócrata- quien dice que no había que tomar decisiones apresuradas, sin consultar al pueblo. Tampoco se llegó a dictar una constitución, sino que se hicieron reglamentos provisionales.
En el año 1817 se llega a trasladar el Congreso a Buenos Aires.
Todo el proceso no fue fácil, fue lento, se impuso en muchas ocasiones por las armas, porque había gente no solamente española, sino también criollos que no estaban de acuerdo con lo que venía sucediendo. A partir de 1820, con la aparición de los caudillos de cada provincia, que son gente poderosa, que lucha con las armas por sus intereses económicos y en definitiva también el de sus provincias. Pero siempre prevalecieron, sobre los egoísmos particulares, los intereses generales, el bien de todo un pueblo, el crecimiento de una Nación, y esto parece ser es lo que nos falta desde hace rato como argentinos”.

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