Y puso en evidencia que la medida de suspensión de clases fue lógica y obvia, ya que las ausencias de alumnos en la mayoría de los establecimientos rondó, el día lunes, entre el 40 y el 50%, y también se produjo una ausencia de docentes por cuestiones de salud cercana al 30% en la mayoría de las escuelas, por lo cual se habían agrupado diferentes cursos para poder dar las clases, ya que no habían podido ser cubiertas con personal suplente.
El personal de servicio de las escuelas en estos días está ventilando todos los salones, a la par que limpia con lavandina, no solamente las superficies de apoyo sino todos los lugares donde pueden alojarse los gérmenes, como puertas, ventanas, picaportes y pisos.
Mientras tanto, los directores y docentes de los establecimientos –que no están con licencia por enfermedad- se ocupan de ayudar en las tareas de desinfección, programar como será la vuelta a clases en agosto luego de un mes sin clases y de asegurar que –en los establecimientos que tienen servicio de comedor- les lleguen a las familias más necesitadas alimentos secos y frutas.
Y se garantiza, de parte de las escuelas, guardias de atención establecidas, ya que los colegios son, en los barrios, puntos de referencia para las familias ante cualquier necesidad.