Pero no han dejado de llamarlo ante una emergencia, la aplicación de una inyección en horas de la tarde o de la noche, o para socorrer a alguna persona enferma en cualquier hora del día.
Es que todos sus años de profesión, toda su amabilidad y su predisposición permanente han dado lugar a una confianza sin igual de parte de la gente de su querido Pueblo San José.
Estuvo muchos años trabajando en el Hospital Municipal, siendo enfermero del sector de cirugía y rayos del nosocomio local.
En los años en que las jeringas eran de vidrio y había que esterilizarlas junto a las agujas para volver a usarlas. “Se hacía esterilización a seco, utilizando las estufas del lugar”, cuenta Carlitos.
Estudió primero por correo, ocultándole a su familia que estaba preparándose para una tarea que le gustaba de toda la vida. Después aprendió con la experiencia que da el trabajo diario. Y finalmente, cuando la hermana Ana Celia fundó la Escuela de Enfermería pudo revalidar con un título todo lo que sabía.
Estuvo después, desde el año 1986 –cuando se puso en marcha- hasta su jubilación, a cargo de la Unidad Sanitaria de Pueblo San José.
En su historial cosecha muchas anécdotas, sobre todo de la época primera, donde había pocos medios para atender a la gente en el hospital “y debíamos arreglarnos como podíamos”.