A poco de permitirse el ingreso del grueso del público que colmó la amplia capacidad de la carpa levantada en Indular esperando la llegada de Cristina Kirchner, los primeros trabajadores en arribar se encontraron con un joven bien vestido, morocho, correcto, que pedía a todos quienes tenían una carta, un pedido, un mensaje o algo que expresarle a la Presidenta de la Nación se lo debían entregar. |