Es que como explicaron, mientras se secaban las lágrimas, compartieron en la Escuela 15 años de sus vidas, se tejieron entonces una amistad y un afecto que perdura hasta el día de hoy,
Una de ellas está en Mar del Plata, y de vez en cuando se comunica o viene de paseo, como pasó con alguno de los aniversarios de la Escuela Parroquial. Las otras dos viven en la misma cuadra, y al mensaje de una que incia que hay mate, la otra llega de visita en forma inmediata para compartir anécdotas, y las circunstancias de la vida actual.
Se abrazaron entre ellas, pero también recibieron el saludo de sus ex alumnos, ya crecidos, con hijos y nietos, por lo cual expresaron sentirse como "maestras abuelas de jardín de infantes".