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Utilización de la energía en forma eficiente y responsable en la comunidad.

 

Nuestra vida esta basada en la disponibilidad de la energía, ya sea en nuestro hogar (iluminación, conservación de alimentos, acondicionamiento, entretenimiento, etc); cuando utilizamos un medio de transporte (vehículos que consumen combustibles o electricidad), e incluso en nuestro trabajo (industria, comercio, educación, etc).

Debemos aprender a optimizar el consumo de esta energía sin afectar nuestra calidad de vida, logrando así el uso racional de la energía.
Los recursos energéticos no renovables, aquellos que con el tiempo se agotarán, tienen un importante valor económico porque debido a la escasez del recurso hace que vaya aumentando su precio en el tiempo; pero por otra parte, también tienen un importante valor social, ya que debemos encontrar la forma de hacerlos disponibles para generaciones futuras a través de su utilización racional.
Asimismo, es sumamente necesario el uso racional de los recursos no renovables para preservar al planeta de las consecuencias desfavorables que están ocasionando los gases provenientes de la combustión de los combustibles fósiles junto a emisiones gaseosas de otros orígenes (todos ellos llamados gases de efecto invernadero que llevan al calentamiento global y sus terribles consecuencias)
Por ello, debemos trabajar sobre el uso racional de la energía mientras se siguen buscando alternativas de energía a partir de los llamados recursos renovables (especialmente a partir del viento, sol y agua).
Las autoridades nacionales de Argentina, entendiendo esta problemática, han emitido legislación al respecto en la búsqueda de alcanzar el uso racional de le energía, siendo quizás el más importante el Decreto Presidencial 140/2007 “Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energia – PRONUREE”.
En Argentina, los sectores industriales, del transporte y residenciales consumen aproximadamente cantidades similares de las variadas formas de energía disponibles.
Según datos oficiales del año 2006, el sector industrial consume aprox. 32%, el sector transporte aprox. 26% y el sector residencial aprox. 21%; dando la suma como resultado aprox. 79% del total de energía disponible (otros sectores menores y en diversa distribución, consumen el 21% restante).
Estos tres sectores más importantes tienen determinadas características que hacen que las estrategias particulares de cada uno para aumentar la eficiencia en el uso de las formas de energía que consumen, sean diferentes. Sin embargo, todas ellas tienen un elemento común: las personas.
En todos los sectores, por más diversos que sean, quienes tomamos las decisiones de optimizar los consumos de energía somos las personas que formamos parte de ellos.
Por lo tanto, somos las personas quienes debamos ir desarrollando hábitos de eficiencia, más que de ahorro.
Eficiencia significa mantener o aumentar nuestra calidad de vida, sin malgastar energía, en tanto que el ahorro persigue un propósito similar, pero dejando de hacer algunas cosas que conforman nuestra forma de vivir. En consecuencia, se habla de uso racional, en lugar de ahorro de energía.
En próximas notas explicaremos que podemos hacer en nuestros hogares y en materia de transporte para utilizar racionalmente la energía disponible, y en consecuencia también ahorrar dinero por eficiencia mediante el uso racional.
La toma de conciencia sobre el tema debe ser general, ya que todos nos beneficiaremos con las soluciones que vayan surgiendo desde cada sector.

Ingeniero Mauricio Schamber, Mat. Profesional CIPBA 49859
Registro OPDS Nº 4005
e-mail: [email protected]

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