Marcelo Fhur y Elvira Tempel, sellaron un amor filial para toda la vida y ahora en plenitud con una hermosa familia demostraron que a pesar de las dificultades, de las adversidades y cuanto adjetivos quieran ponerle por delante, se puede y se es feliz cuando se construye desde cimientos sólidos basados en un solo principio amor para siempre, a pesar de todo.
Así nacieron Daniel y Gustavo quienes, después dieron origen a una familia que del trabajo, la amistad, el amor por la música y la transparencia marcaron un rumbo, con hijas políticas, nietos, hermanos, sobrinos, otros allegados y familiares que acompañaron el festejo.
Todos se sumaron a la solemnidad de la Santa Misa oficiada por el Cura Párroco Diego Kessler y en la fiesta no falto la emoción, por las palabras de Ricardo Roldán, los músicos, que dedicaron temas para “los novios”, el vals que como hace 50 años, fue tradicional para habilitar la pista que rápidamente se colmó de parejas que animaron una fiesta inolvidable.
Una magnífica cena, el salón ornamentado, un video emotivo que presentó Mónica, una de las nueras, junto a toda la familia con reiterados agradecimientos que se repitieron toda la noche.
Elvira y Marcelo lucían radiantes de felicidad, habían pasado 50 años del “si” inicial, transformaron toda una vida juntos y llegan a esta instancia con toda vitalidad, para disfrutar y apreciar cuanto se puede construir con un ideal y objetivo claro.
Gracias por invitarnos a compartir este momento de sus vidas que nos permiten presentar ejemplos, cuando la crisis del mundo llega a todos los estamentos de la sociedad.
Si buscamos, encontramos ejemplos de los otros, los que demuestran la otra realidad, la que no vende, no escandaliza.