Minutos antes de salir a escena, se reunieron en una mesa del Gran Hotel Coronel Suárez, grabador por medio y no solo se hablo de “Flores de Acero”, sino también de las inmensas trayectorias de las dos actrices que visitaron la ciudad el sábado pasado.
En Carlos Paz, donde la obra y sus actrices fueron premiadas, la prensa dijo “Flores de Acero” encontró el elenco.
Y a si fue, quedó demostrado en la presentación en el Cervantes, pero Marta González, quien guarda un fervoroso recuerdo del Padre Juan Carlos, por sus consejos, sus palabras de fortaleza que le transmitió en una visita teatral anterior, dejó un ejemplo nítido de cómo debe enfrentarse la vida a partir de dos circunstancias contundentes de la vida.
Es decir, la muerte violenta de un hijo en un accidente y la dura prueba de pelear contra una cruel enfermedad dosificando todo desde una óptica que ahora tiene otra mirada, absolutamente “por que las vida continua, Dios no te manda más de lo que podes sobrellevar y entonces empezás a valorar otras cosas que antes, no veías” dijo con un tono casi encantador.
Cristina del Valle, fue viuda de Claudio Lebrino en los finales de la década del 60 en Mar del Plata y recientemente de Rubén Green, pero dijo estar agradecida a la vida, a su carrera profesional, al trabajo que siempre generaba Darío Víttori, quien la trajo por primera vez a Coronel Suárez en el comienzo de los años 90, haciendo dos funciones en el inmenso Cine Italia.
Recuerdos, buenos recuerdos, de dos figuras que marcaron toda una época en el mundo artístico, una conducta, una trayectoria y por que no una lección de vida, por que cuando se apagan las candilejas, están ellas, dos mujeres enteras a pesar de todo.