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El arzobispo de Santa Fe despidió al ex presidente como “un hombre bueno".

José María Arancedo, primo hermano de Raúl Alfonsín afirmó que "el testimonio de afecto a su persona en todo el país nos habla de un reconocimiento a su altura moral, a sus cualidades cívicas y su hombría de bien". Sus palabras fueron aplaudidas por la multitud que siguió la ceremonia.

El arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, ofició la misa fúnebre con la cual fueron despedidos los restos del ex presidente Raúl Alfonsín en la explanada del Congreso Nacional, quien recibió una contundente demostración de afecto y respeto de parte de la ciudadanía y del arco político.
Concelebrada por el arzobispo de Santa Fe y primo hermano de Alfonsín, José María Arancedo; y por el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Enrique Ghía, la misa de cuerpo presente se inició a las 13.45.
Con aplausos fue recibida la cureña que trasladaba al féretro de Alfonsín, y que fue ubicado frente a las escalinatas del Congreso Nacional, donde se emplazó un altar desde el cual fue oficiada la misa.
En la explanada se ubicaron los familiares y amigos de la familia Alfonsín, y los funcionarios, legisladores y dirigentes políticos, mientras la gente participaba de la ceremonia sobre la avenida Entre Ríos, frente al Palacio.
Ricardo Alfonsín, hijo del ex mandatario, leyó la Carta del Apóstol San Pablo a los ciudadanos de Roma, que alude a la "reconciliación con Cristo", en tanto otro familiar hizo lo mismo con el Sermón de la Montaña, contenido en el Evangelio según San Mateo.
Después siguieron las palabras del arzobispo Arancedo, quien recibió nuevos aplausos cuando dijo que la misa estaba concebida para "despedir a un hombre bueno, a un político honesto y al ex presidente Raúl Alfonsín".
"El testimonio de afecto a su persona en todo el país nos habla de un reconocimiento a su altura moral, a sus cualidades cívicas y su hombría de bien", resaltó el sacerdote.
Dijo el arzobispo que ese tipo de homenajes "hacen bien" a la ciudadanía, "más allá de la diversidad de opciones políticas". Arancedo, apelando a "cierta intimidad" de su relación con Alfonsín, contó que en los últimos tiempos acompañó al ex presidente una "conciencia de espiritualidad y de confianza en Dios".
"Lo despedimos con el dolor de la ausencia pero con la confianza de sentirnos acompañados de su amor de padre", expresó el prelado, quien "en nombre de la familia Alfonsín" agradeció "todo el cariño y el testimonio de reconocimiento" manifestado al ex presidente. "Querido Raúl: que el Señor, tu Padre, te reciba, y descanses en paz", cerró el sermón Arancedo.
Al finalizar la misa, después del acto de la paz y la comunión, el féretro inició su lento camino hacia el cementerio de la Rcoleta a bordo de un vehículo del Ejército que transportaba la cureña escoltado, por el cuerpo de Granaderos a Caballo.

 

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