Muchos hablamos, muchos criticamos, todos tenemos derechos a expresarnos. Pero quienes tienen voz más autorizada que nadie para decir como ven a nuestro país en estos momentos son quienes en algún momento de sus vidas, lucharon por la celeste y blanca y estuvieron a punto de perder la vida por ello.
El resto, nos podemos rasgar las vestiduras mencionándonos como patriotas y como argentinos, pero entre el dicho y el hecho hay una gran distancia.
En estos tiempos, de individualidades, mezquindades y egoísmos, no solamente de la clase política sino de toda la sociedad, es bueno detenerse a escuchar con respeto a los vecinos propios que lucharon por nuestra patria.
Y lo que se desprende de sus dichos es enormes ganas de que los conflictos se solucionen con diálogo, de que prime el respeto entre todos y en todas las acciones, que cada vez que se porte una Bandera Argentina, es porque se está pensando en el bien común y no en una ganancia individual.
Nuestros respetos a los combatientes de Malvinas y nuestras disculpas por no haber podido todavía construir un país sólido y con paz social. Por y para nosotros, nuestros hijos, y los hijos que de ellos vendrán.