Los suarenses asistimos en los últimos tiempos a grandes anuncios que prometen para el año en curso una serie de obras con asistencia de fondos nacionales y provinciales. Por tratarse de un año electoral, los proyectos tienen como denominador común la premura en los plazos de implementación con el inquietante justificativo que si los fondos no tienen una rápida asignación “se pierden” en la insondable burocracia estatal.
Coronel Suárez tiene, por fortuna, una proyección importante hacia el futuro. Gracias a la capacidad de sus dirigentes, junto al talento y laboriosidad de su gente, nuestra ciudad avanza en forma evidente. En ese contexto, sorprende que ante la magnitud de la transformación que generarán las obras anunciadas solo importe la visión política de los emprendimientos y esté ausente la visión profesional de las áreas involucradas. O bien para establecer prioridades o para evaluar el impacto de dichas intervenciones sobre el conjunto urbano.
El anuncio sobre la construcción de una nueva terminal de ómnibus para nuestra ciudad es un claro ejemplo de utilización de fondos públicos para un objetivo cuya prioridad merece discutirse. El edificio –con anunciadas 10 dársenas que equivalen en términos de planificación a una ciudad de 100.000 habitantes – insumirá un presupuesto aprobado de 6 millones de pesos para la terminal propiamente dicha y otros 28 millones para obras de infraestructura complementaria. En vista de la disponibilidad financiera pareciera no ser un problema; el Colegio de Arquitectos expresa su rechazo a la metodología utilizada.
Siempre sostuvimos que “pensar la ciudad” es anticiparse con visiones futuros sobre su desarrollo, generar consensos básicos ante las tensiones que promueve todo cambio y defender el concepto de inclusión de todos los sectores de la sociedad, especialmente los más débiles o expuestos, en un ambiente sustentable. En esa línea de pensamiento no podemos menos que expresar nuestra preocupación sobre el tratamiento local de los residuos sólidos (basurero), líquidos (planta depuradora) y calidad en la provisión de agua en la red pública.
No cuestionamos la construcción de una nueva terminal y, muchos menos, la necesidad de dotar de mejores servicios a la zona sur de la ciudad. Tenemos una tradición de aportar un criterio profesional más allá del Intendente de turno. La planificación incluye relevamiento sobre la ubicación física del proyecto, el impacto sobre el entorno inmediato y el lugar más apto para la inversión de infraestructura. Hemos contribuido con aportes e ideas a diversos proyectos: el Anfiteatro Inda Ledesma, la elaboración del Plan Director Urbano y la remodelación de la estación del ferrocarril de la ex línea Roca, entre otros.
En el 2007 el Colegio de Arquitectos organizó las jornadas de planeamiento físico y estratégico con el fin de pensar y mejorar la ciudad. Fueron coordinadas por uno de los más prestigiosos planificadores urbanos de la Argentina, el arquitecto y urbanista Roberto Monteverde, quedando en claro la importancia de un crecimiento lógico, armónico y ordenado. Con planificación y participación de los actores locales que acrediten profesionalidad e idoneidad. Y en el 2008 se nos convocó para el análisis de posibles cambios en el Plan Director Urbano.
Por eso sorprende que nos enteremos del proyecto de la terminal por los medios de comunicación y no hayamos sido notificados tratándose de una idea tan ambiciosa. Tampoco aceptamos que la omisión se deba a la presunta celeridad que debían imprimirle a la presentación. La premura no debe confundirse con urgencia. Un cirujano en la mesa de operaciones –aún en la urgencia- interviene extremando el análisis y la calidad de los estudios previos para un diagnóstico preciso que preserve la vida del paciente.
La ciudad también semeja un cuerpo al cual todos los días le aplicamos tajos, golpes, amputaciones y heridas graves que la ponen en riesgo e igual al compromiso del buen Doctor, la tarea consiste en aplicarle el tratamiento adecuado y si se impone una cirugía mayor, que sea restauradora y no destructiva. Si en el quirófano opera el cirujano asistido por su equipo, en la ciudad se recurre a los arquitectos, planificadores y equipos interdisciplinarios que interpretan las demandas de la sociedad para volcarlos en proyectos urbanos concretos. En ningún caso, cuestiones tan delicadas y específicas deben dejarse solo en manos de la urgencia política y administrativa invocada por los funcionarios.